
Islandia vive desde hace meses una intensa actividad volcánica, que se ha concretado en numerosas erupciones que han obligado incluso a evacuar la localidad de Grindavik. Las erupciones no cesan desde diciembre de 2023 por la por la alta actividad magmática.
Estas erupciones van acompañadas de "una intensa serie de pequeños terremotos", como confirma la Oficina Meteorológica de Islandia (IMO), que igualmente aprecia "un aumento de la presión en los pozos", que evidencian "claros" signos de que se inicia un flujo de magma.
El IMO asegura que las nuevas erupciones volcánicas que se vienen viviendo durante todo 2024 han provocado una fisura que cada vez es mayor y que se está expandiendo hacia el norte de la isla.
Tiene una longitud de unos 3,9 kilómetros y afecta directamente al municipio de Grindavik, pero la Oficina Meteorológica de Islandia también ha alertado de que "hay una actividad sísmica considerable en el extremo norte de la fisura".
Se ha registrado actividad volcánica también en lugares como Sundhnuksgigarod o en Reykjanes, donde viven unas 30.000 personas, que son cerca del 8% de la población total de Islandia, y existe preocupación en el país, ya que esta actividad volcánica se da en una zona que había permanecido inactiva durante casi 800 años.

Durante décadas e incluso siglos
Fue a principios de 2020 cuando comenzó esa intensa actividad sísmica que aún no ha cesado. El magma comenzó a emerger en 2021 y la última erupción, esta semana, es ya al menos la novena desde hace tres años y la sexta del año. La intensidad no ha cesado en 2024, pero lo más preocupante es que el IMO afirma que podrían seguir sucediéndose erupciones durante décadas e incluso siglos.
Se han construido barreras artificiales para desviar los flujos de lava y proteger infraestructuras vitales en la denominada península de Reykjanes, que es donde más se concentra la actividad volcánica, y los investigadores aseguran que la situación no tiene visos de moderarse a corto plazo, sino de acentuarse.
El mayor temor de las autoridades islandesas por el momento es que la situación derive en un caos como el que se vivió en Islandia y en buena parte de Europa en el año 2010, ya que traspasó las fronteras islandesas y afectó gravemente al espacio aéreo europeo.

De momento no se han dado en Islandia este año interrupciones en los vuelos nacionales o internacionales, puesto que las erupciones actuales no han generado explosiones ni una expulsión significativa de ceniza.
Más de 100.000 vuelos cancelados
Muy diferente fue la situación que se vivió en el año 2010 en Islandia, que podría volver a repetirse. Por entonces entró en erupción el volcán Eyjafjallajokull, que produjo una explosión que liberó una columna de ceniza gigantesca que paralizó el tráfico aéreo en toda Europa durante semanas. Este hecho motivó la cancelación de más de 100.000 vuelos y afectó a más de 10 millones de personas.
Islandia es el país con más volcanes de Europa, con hasta 33 sistemas volcánicos activos. Hace 14 años, el 20 de marzo de 2010, se dio una erupción en torno al volcán Fimmvörðuháls, que volvió a rugir poco después, el 14 de abril. A consecuencia de ellas, tuvieron que ser evacuadas cerca de mil personas de la zona.
La actividad volcánica conllevó que se arrojaran a la atmósfera más de 250 millones de metros cúbicos de ceniza volcánica. Se formó una columna de 11 kilómetros de altura que se exrendió rápidamente y provocó que el tráfico aéreo tuviera que interrumpirse en todo el norte y el centro de Europa, con las consiguientes cancelaciones de vuelos.

Consecuencias imprevisibles
Esa actividad volcánica se dio por concluida en mayo de 2010, aunque aún continúa a baja intensidad. El volcán Eyjafjallajökull, en principio, vuelve a estar dormido, aunque así permaneció durante siglos hasta que las circunstancias motivaron que despertara hace 14 años.
Ahora la actividad se produce en otra zona de la isla y no parece tan preocupante como se tornó en 2010, pero tratándose de volcanes nunca se sabe a ciencia cierta.
Por el momento, el turismo volcánico es una firme realidad en Islandia que le reporta amplios ingresos y, en todo caso, las autoridades islandesas presumen de su preparación ante la intensa actividad de algunos de sus volcanes que, para bien o para mal, son casi siempre altamente imprevisibles.
El último susto
Este viernes se produjo una nueva erupción en el suroeste de Islandia, que provocó una nueva evacuación en la localidad de Grindavik y todavía no hay fecha para el retorno de la población.
La oficina ha concluido que "el nivel de peligro para Grindavík se ha reducido de rojo a naranja, ya que no hay flujo de lava hacia desde el sur hacia la ciudad", y la Policía Nacional también ha decidido reducir la alerta de seguridad pública, del nivel de emergencia al nivel de peligro. Defensa Civil, sin embargo, ha matizado que estas decisiones no implican la reducción de los equipos de respuesta.
La lava sigue fluyendo pero ha dejado de extenderse y todo parece indicar que no llegará a la carretera de Grindavíkurvegur, la principal vía de enlace entre el norte y el sur de la península de Reykjanes, según las estimaciones de la Oficina Meteorológica Nacional de Islandia en su último balance, recogido por la radiotelevisión estatal islandesa, RUV.
Sin embargo, las autoridades no descartan la formación de un lago de lava en torno a la fisura, con el consiguiente riesgo para la salud por la emisión de gases nocivos tras la erupción.
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