
Ouigo, el primer operador que rompió el monopolio de Renfe en la alta velocidad, cerró su segundo año en España con un aumento de los números rojos tras el encarecimiento de la factura energética y unos mayores costes de explotación asociados al aumento de actividad en el país. La compañía dependiente de SNCF, el grupo ferroviario público de Francia, terminó 2022 con 36 millones de pérdidas, lo que incrementa en un 15% la cifra del año anterior, que solo recoge ocho meses de actividad en España, donde ya opera en siete ciudades y pretende expandirse hacia Murcia y Valladolid.
Las últimas cuentas oficiales de la sociedad dirigida por Hélène Valenzuela muestran cómo la cifra de negocios aumentó hasta batir su propio récord, con 106 millones de euros de ingresos, más del doble que el año anterior. La compañía, en paralelo, superó ese año los cuatro millones de pasajeros a través de los dos ejes en los que opera, Madrid-Barcelona, donde arrancó en 2021, y Madrid-Levante, donde inició de operaciones en octubre con 10 circulaciones.
En el primero de estos corredores tiene actualmente una cuota de mercado del 24% y en el segundo un porcentaje similar, distinguiendo entre sus trayectos a Alicante (20%) y Valencia (25,6%). La compañía basa su operativa en precios agresivos, lo que le obliga a tener un elevado nivel de ocupación de sus trenes para rentabilizar sus trayectos. De acuerdo a los últimos datos públicos entre abril y junio, Ouigo fue el operador de alta velocidad con mayor nivel de aprovechamiento en sus trenes y con los precios más bajos en los dos corredores en los que compite.
Factura eléctrica
No obstante, el aumento de la partida de costes se incrementó en exceso, hasta teñir de rojo el resultado de explotación de la compañía. Así, se observa que se triplicó la partida de suministros al pasar de 5,9 millones de euros a 19,57 millones. Los gastos asociados a una mayor actividad también se incrementaron, como prueban los arrendamientos y cánones, que fueron de 51,6 millones de euros, aproximadamente el 42% de todos sus gastos, y correspondieron principalmente al uso de la infraestructura del gestor ferroviario Adif para prestar sus servicios.
Las cifras ponen de relieve las palabras expresadas por la directora general de Ouigo, Hélène Valenzuela, a elEconomista.es en una entrevista el pasado mes de septiembre, cuando afirmó que el último ejercicio estuvo marcado por fenómenos extraordinarios que desviaron el "horizonte" de rentabilidad.
La compañía, que acumula en los dos últimos ejercicios aproximadamente 70 millones de pérdidas, explica en en su informe de gestión que tuvo que realizar además "grandes esfuerzos de marketing" para dar a conocer su traslado de estación cabecera en Madrid (de Atocha a Chamartín) para sus trayectos hacia el corredor de Levante.
Un portavoz de la compañía destaca que todos estos factores "merman los márgenes de actuación de un operador como Ouigo, que se está abriendo mercado" y recuerda que en 2023 la compañía ha inaugurado la línea de Madrid-Albacete-Alicante y prevé hacer lo propio en 2024 para circular en las rutas que conectarán Madrid con Sevilla y Málaga (con parada en Córdoba), con Valladolid y Segovia, y con Elche y Murcia. "Ouigo sigue trabajando para diversificar su negocio y rentabilizarlo, porque su compromiso en España es de largo plazo: ha invertido 700 millones de euros en su plan de diez años", concluyen desde la empresa.
Al margen de la cuenta de resultados, la compañía fortaleció su balance durante 2022 a base de ampliaciones de capital. Así, se llevaron a cabo inyecciones de liquidez por 6,6 millones de euros más prima de emisión de 131 millones de euros. Al cierre del ejercicio, el capital social de la sociedad Ouigo España SL (anteriormente Rielsfera) ascendía a 21,78 millones de euros.
Todos los operadores en rojo
Con los resultados de Ouigo, la foto de la alta velocidad deja a todos los operadores con mayores cifras de tráfico e ingresos, pero sin alcanzar la rentabilidad. La segunda compañía que entró en el mapa ferroviario, Iryo, terminó 2022 con 25 millones de euros de pérdidas (los ingresos fueron de 4,8 millones de euros). Las cifras del operador participado por Trenitalia, OFL y Globalvia apenas ofrecen comparación con el año anterior, en el que no prestaba actividad, ni tampoco muestra el desarrollo del negocio completo, ya que recoge únicamente un mes de actividad.
Renfe tampoco logró cerrar 2022 con números negros. La compañía pública cerró el año con aproximadamente 108 millones de pérdidas, lastrada también por el coronavirus, concretamente por la variante Ómicron, que frenó la recuperación de los niveles de movilidad previos a 2019. Su filial Renfe Viajeros, la más grande de todo el grupo, se anotó unas pérdidas de 51 millones, cifra que redujo significativamente la anotada durante el mismo periodo del año anterior.