
Ni los efectos de la pandemia ni la inflación desbocada ni los tambores de recesión parecen afectar a la industria de los superyates de lujo. Es más, se encuentra ante una "demanda insaciable", en palabras de los propios ejecutivos del sector. En lo que va de año, se han vendido 567 embarcaciones por 4.200 millones de euros y se espera que el negocio se mantenga un 68% por encima de la media de los últimos 13 años, según Fraser Yachts.
A diferencia de lo vivido en la mayoría de los sectores, el interés de los consumidores por los barcos de lujo no hizo sino incrementarse durante la pandemia, cuando se convirtieron en la forma perfecta para escapar de los contagios y los confinamientos. Solo en 2021, se vendieron 1.001 superyates de 24 metros o más por un valor de 9.400 millones de euros, según YachtBuyer.com. En cuanto a las ventas de este año, señala que la ralentización del mercado se debe más a la escasez de oferta que a la falta de demanda.
Hasta que comenzó el conflicto armado en Ucrania, los oligarcas rusos se encontraban entre los principales compradores de embarcaciones de lujo. Sin embargo, la guerra y las sanciones impuestas por las naciones occidentales han hecho que pierdan su puesto, el cual ahora ocupan los ricos estadounidenses. Según publica Superyacht Times y recoge Bloomberg, estos últimos representan el 23% de la flota mundial de superyates de más de 40 metros, seguidos de los procedentes de Rusia -con cerca del 9%-, Grecia, Reino Unido, Turquía e Italia.
Por su parte, los principales constructores de barcos de lutos aseguran que no dan abasto. El astillero holandés Feadship, por ejemplo, se encuentra inmerso en la fabricación del mayor superyate de este tipo de la historia: el Proyecto 1010, una embarcación de 118 metros de eslora.
El boom del alquiler de superyates de lujo
El entusiasmo por las embarcaciones de lujo también se ha trasladado a las de segunda mano y al alquiler. Según la compañía Fraser Yatchs, las ofertas de yates de entre 24 y 30 metros representan casi la mitad de todas las ventas de barcos usados y su precio medio fue de 7,2 millones de euros. En lo que se refiere al arrendamiento, la demanda en julio y agosto fue tan alta que las empresas del sector no pudieron satisfacerla.
Los super ricos se suelen decantar por el alquiler de embarcaciones de lujo porque les ofrece privacidad y seguridad, al tiempo que una mayor flexibilidad que la compra de su propia yate, señala Fischer Travel Enterprises a Fortune. Para arrendar uno de sus barcos -que incluyen desde cocina con estrellas Michelin hasta cines y submarinos-, los clientes tienen que unirse primero a su servicio exclusivo para miembros, cuya suscripción cuesta 150.000 dólares. Pese a lo exorbitados que puedan parecer estos precios, no son nada para los multimillonarios, como demuestra el hecho de que las reservas se hayan disparado un 20% este año respecto a los niveles récord de 2021.
El CEO de Tesla y SpaceX, Elon Musk, o Beyonce y Jay-Z son algunos de los super ricos que se decantan por el alquiler de estos lujosos palacios flotantes para disfrutar de sus vacaciones.