
Los extremeños pueden viajar entre su comunidad y Madrid en mejores condiciones de las que tenían hasta hoy. Algo es algo. El salto ha sido cualitativo, pero se trata de un AVE de eternas promesas, mucho más lento que sus iguales y con un retraso acumulado de 20 años desde su primer anuncio electoral.
Entre otros detalles, el tren que empieza a rodar utiliza vías aún por electrificar, con velocidad máxima de 180 kilómetros por hora en los 150 kilómetros que une la plataforma de Badajoz con Plasencia. Además, una vez rebasada la capital del Jerte (Cáceres) el viaje hacia Madrid transita con los ritmos y vías propios del pasado siglo. Conviene recordar que, hasta hace cuatro años, Extremadura disponía de vías del siglo XIX, como ha recordado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien ha señalado que 2019 se sustituyeron las vías del año 1890 con traviesas de madera. Hasta entonces era el tren de la vergüenza.
Este "primer hito" de la Alta Velocidad no es suficiente para los extremeños que acumulan años de distancia con el resto de la Península, con trenes que ardían, se paraban en medio de la nada y que, o no llegaban a su destino o lo hacían tarde. Con esta mejora, hoy los viajeros podrán llegar a su destino en mejores condiciones. Pero una vez más, con una nueva promesa en su historia (la electrificación en 2023), por lo que hasta entonces Extremadura no podrá presumir de AVE, sólo de un tren más rápido que el anterior, que circulará de media como un vehículo particular.
Aunque la velocidad máxima es de 180 km/h, en la plataforma Badajoz-Plasencia, la velocidad comercial será de 130,4 km/h de Monfragüe o Plasencia hasta Cáceres, 122,5 km/h de Badajoz a Mérida y de Madrid-Atocha a Badajoz será de 106,7 km/h, según afirma Renfe. Y estas no son las velocidades que le corresponden a un tren de alta velocidad en 2022. Pero es que hasta 2018, la velocidad comercial que alcanzaban los trenes entre Badajoz y Mérida era de 98,6 km/h, entre Mérida y Cáceres de 77,14 km/h; y entre Cáceres y Monfragüe era a 89,9 km/h. De Monfragüe a Atocha Cercanías la velocidad comercial que alcanzaban los trenes era de 102,3 km/h y de Badajoz a Atocha Cercanías de 90,1 km/h.
El pasado 18 de julio, el rey Felipe VI; el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la ministra de Transportes, Raquel Sánchez y el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara; hicieron el viaje inaugural de este AVE extremeño; pero es que, poco antes, el 23 de junio, inauguraron el viaje de pruebas con la misma ministra, Raquel Sánchez; y el presidente, Guillermo Fernández Vara. Dos "inauguraciones" en menos de un mes, de un "tren rápido" que sigue sin contentar a la población, y es que según afirmaron ayer, lo que se inauguraba "fue el inicio" de un nuevo camino, un "punto de inflexión" para visibilizar el compromiso y la inversión en el corredor extremeño, unos 1.700 millones de euros que han permitido dar un salto cualitativo en la región. Pero lo más importante de este nuevo tren será la posibilidad de transportar pasajeros y mercancías y la posibilidad de diseñar unas nuevas infraestructuras ferroviarias que estén al servicio, no solo de los ciudadanos, sino también de los principales polos de desarrollo de las nuevas industrias verdes.
Promesas de futuro
De nuevo, una vez más, el lunes también fue día de promesas, la electrificación en 2023 de la plataforma y la finalización del trayecto Elvas-Lisboa; una vía fundamental para la conexión de Madrid-Lisboa. Y es que si para la península es importante conectar con un tren de calidad a las dos capitales ibéricas, lo es aún más para Extremadura que podrá adquirir un papel protagonista al ser la puerta de entrada con Portugal, serán las manos en el abrazo de dos países con más cosas en común de lo que parece. En Extremadura se siente a Portugal y el impulso europeo a través de los programas de la Euroace han permitido crear en el sudoeste ibérico unas condiciones óptimas de entendimiento y desarrollo; el litio, su extracción y transformación marcarán las políticas económicas futuras a ambos lados de la Raya. La gigafactoria de Navalmoral de la Mata (Cáceres) es un ejemplo de lo que está por venir, y todo ello será posible gracias a este nuevo tren, que si bien, una vez cumplidas las promesas de electrificación y conexión con las principales capitales y con los puertos marítimos podrían hacer de Extremadura un lugar atractivo para invertir y privilegiado en la nueva economía descentralizada, pero todos ello solo será posible si se cumplen las promesas, y este AVE extremeño se hace realidad.