
El magnate Elon Musk y su negocio de Internet satelital Starlink tiene gran parte de la culpa de la valoración bajista de Hispasat. Así se refleja en el precio del acuerdo anunciado el pasado viernes, por el que Indra se compromete a abonar 725 millones de euros a Redeia Corporación por el 89,68% del capital del operador de telecomunicaciones por satélite. Esa cifra evidencia un importe 208 millones inferior a los 933 millones que Redeia pagó hace cinco años por los mismos activos que ahora ha acordado transferir.
Los analistas consultados por elEconomista.es aseguran que la industria mundial del Internet satelital minorista se dio la vuelta como un calcetín el año pasado provocado por la actividad del ahora íntimo asesor del presidente estadounidense Donald Trump.
La irrupción de su compañía, Starlink, cambió de inmediato el orden establecido en un mercado hasta entonces ajeno al poder de los gigantes puntocom. A modo de ejemplo, la tarifa básica por el acceso a Internet por satélite de Starlink cuesta 29 euros al mes, frente a los 35 euros subvencionados de Hispasat.
Los menores costes de los 6.000 satélites de Starlink y del lanzamiento de los mismos ha permitido poner en acción constelaciones de satélites en órbita terrestre baja (LEO), a menos de 600 kilómetros de la Tierra, con latencias (tiempos de respuesta de la red) de 70 milisegundos, frente a los 240 milisegundos de los satélites geoestacionarios, como los de Hispasat, situados a 35.000 kilómetros de distancia.
La impronta del hombre más rico del mundo -con precios casi de derribo y prestaciones de alcance global- dejó su cicatriz en las cuentas Hispasat. Esta compañía observa la evolución desfavorable de su beneficio operativo antes de amortizaciones. Así, el ebitda de Hispasat en 2023 (de 126,2 millones de euros) fue el más bajo desde el año de la pandemia, (119 millones de euros en 2020) y un 34% inferior al del ejercicio de 2017.
Los referidos 725 millones que Indra desembolsará por casi el 90% de Hispasat pone de manifiesto unas minusvalías por parte de Redeia de 112 millones, una vez descontados los 96 millones de dividendos cobrados de Hispasat en este periodo. Tras el anuncio de la compra, las miradas del mercado apuntaron directamente a los accionistas minoritarios de Redeia, quienes presumiblemente mostrarán su disconformidad por la valoración de la venta, un 22% inferior al precio de adquisición, sin contabilizar los dividendos de los cinco últimos años.
Respecto al pago de la adquisición, Indra se ha asegurado la financiación por un total de 700 millones de euros, mientras que los 25 millones restantes se abonarán con cargo a caja existente. Como es preceptivo, "la operación está sujeta al cumplimiento de determinadas condiciones suspensivas, de carácter esencialmente regulatorio, tanto en España como en otras jurisdicciones", añade el comunicado.
No obstante, no se presumen especiales obstáculos de competencia para que la operación se materialice en los próximos meses. Entre otros formalismos, la compraventa queda pendiente del Consejo de Ministros, las autoridades de competencia y otros reguladores.
En espera de Bezos y su 'Amazon Kuiper'
Tras el aterrizaje en España de la oferta satelital de Elon Musk, realizada el pasado otoño a través de su compañía Starlink, en los próximos meses se espera la llegada de la oferta de Amazon Kuiper, de la empresa que lidera Jeff Bezos. En este caso, la propuesta comercial que permite la constelación de satélites de Origin Blue ya cuenta con la autorización del Ministerio para la Transformación Digital para el uso de frecuencias satelitales sobre el espacio aéreo español durante los cinco próximos años. Por lo pronto, Amazon Kuiper situará la primera instalación en la ciudad de Santander, en espera de un segundo trámite administrativo para el uso del espectro para usuarios finales.