Telecomunicaciones

Telefónica accede este viernes al selecto club de las tecnológicas centenarias

  • Ya se codea con IBM, AT&T, Siemens, Nokia, Toshiba, General Electric, Nikon, Ericsson, Philips y Bosch 
  • El grupo celebra hoy sus 100 años de historia con un toque honorífico de campana en la bolsa
Foto de las verdaderas 'chicas del cable'. Archivos.
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Cumplir años es una saludable ocasión para recordar el pasado, valorar el presente y encomendarse a un futuro siempre mejor. Pero cuando el aniversario alcanza la centena, el momento se convierte en histórico. Por la excepcional redondez de la cifra y otros muchos motivos, Telefónica disfruta este viernes de uno de los días más señalados de su vida. Por lo pronto, la teleco accede al selecto club tecnológicas centenarias, para codearse con AT&T, Siemens, IBM, Nokia, Toshiba, General Electric, Nikon, Ericsson, Philips o Bosch.

Desde aquel 19 de abril de 1924, día en el que se constituyó la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE), el legado de la corporación podría resumirse en tres palabras: siempre por delante. Ese empeño por anticiparse y adaptarse a las condiciones cambiantes del entorno ha marcado el espíritu de la empresa, siempre en la vanguardia tecnológica y con voluntad y capacidad de reinventarse cada vez que sea necesario.

José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, en una reciente publicación, recuerda momentos tan complicados como el espíritu de servicio de la compañía durante la Guerra Civil, conflicto que obligó a Telefónica a dividirse en dos redes, una por cada bando, y con los "trabajadores en sus puestos, en muchas ocasiones, con riesgos físicos evidentes. Nuestro emblemático edificio no sólo no fue ajeno a la situación bélica, sino que tuvo un papel clave al encontrarse a apenas unas manzanas del frente desde 1936", apuntó el presidente, tras parafrasear al arquitecto de Gran Vía 28: "Han golpeado al gigante, pero sólo han arañado su piel".

El rascacielos, pionero en Europa, fue "objetivo de los obuses disparados desde el frente la vecina Casa de Campo". En aquellos años, los "equipos de conmutación, las llamadas interurbanas y las líneas internacionales se mantuvieron en funcionamiento gracias a las telefonistas", explica. En aquel abril de hace justo un siglo comenzaba a escucharse la radio en España, el cielo del país acogía los primeros aviones, el metro perforaba el subsuelo de la capital y el fútbol rivalizaba con los toros.

El rey Alfonso XIII inauguró la sede de la compañía, en la Gran Vía madrileña, un edificio que de inmediato se convirtió en símbolo de modernidad. El icono arquitectónico fue testigo de "cosas increíbles", de "personas al servicio de personas, que quizá no se conocen lo suficiente y que merecen ser contadas", según palabras de Álvarez-Pallete.

El primer presidente de la empresa, el marqués de Urquijo, tuvo claro que la primera tarea de aquella Telefónica consistiría en aglutinar los pequeños operadores locales que por entonces hacían uso de la fascinante invención que patentó Graham Bell. El ingeniero estadounidense alumbró el prodigio con el célebre mensaje a su ayudante, situado en una sala contigua: "Mr. Watson, venga aquí, quiero verle".

La historia que vino después ya es conocida. La transmisión de señales acústicas a distancia mediante la electricidad permitiría acercar entre sí a las personas como ningún otro invento ha sido capaz hasta la llegada de Internet.

Las anécdotas en torno al nacimiento de la telefonía en España abundan estos días, como cuando se instaló el primer teléfono en el Palacio del Pardo, residencia de Francisco Franco, quien preguntó para qué quería un teléfono si nadie se atrevería a llamarle.

Cuentan que Franco preguntó para qué quería un teléfono en el Palacio del Pardo si nadie se atrevería a llamarle

La telefonía era objeto de culto hasta que en la década de los 40 se popularizó, ya con numeración de seis cifras. El siguiente gran salto se produjo en los 80, con una digitalización que desde entonces ha sido imparable. La fibra óptica de aquellos años ya permitía hasta 10.000 comunicaciones simultáneas, con teléfonos góndolas que aún se conservan en la casa de muchos abuelos.

Luego llegaron las Matildes, las cabinas que no pudieron soplar cien velas, incluida la de José Luis López Vázquez o el escaparate que representaron los fastos del 92, con la Expo de Sevilla o los Juegos Olímpicos. Un visionario anuncio de Telefónica ya aventuraba a mediados de los 80 la llegada del teletrabajo, la movilidad y la tecnología capaz de mejorar la vida de las personas.

Orgullo de pertenencia

Álvarez-Pallete se comprometió hace una semana en la última junta de accionistas en "seguir construyendo una compañía de la que, cuando se mire hacia atrás, dentro de 100 años, se pueda sentir un orgullo similar al que sentimos hoy".

Y ese sentimiento, transmitido entre generaciones de telefónicos, es el que anima a la empresa a mejorar la comunicación de las personas. "A los que hoy estamos aquí nos corresponde la responsabilidad de asegurar que siga siendo así y la aceptamos con ilusión", apuntó. El paralelismo entre la historia de España y de Telefónica forma parte del orgullo corporativo de un grupo que se ha volcado en los actos conmemorativos.

Entre las actividades más recientes destaca la inauguración de la escultura monumental Iris, de Jaume Plensa, en el lago de Distrito C. También el homenaje a telefónicos de honor en la sede de la compañía, como la plaza César Alierta, la avenida de Julio Linares. el auditorio Gumersindo Rico o la Vereda Jorge Sancho.Además, este viernes se espera el toque de campana honorífico en la Bolsa de Madrid, previo a un histórico concierto en el Teatro Real de Madrid con presencia de los Reyes. El colofón se espera el próximo 18 de mayo, con el concierto Telefónica 100 Live en el nuevo Bernabéu.

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