Telecomunicaciones

Cellnex descubre negocios para crecer más allá del hormigón de sus torres

  • Chris Hohn ya supera el 9,15% del capital de Cellnex tras crecer ayer el 0,12%

Cellnex Telecom ha encontrado un nuevo argumento para crecer sin necesidad de endeudarse. Sus 135.000 torres de telefonía no sólo tienen valor por la ubicación de sus emplazamientos y por la solidez de sus estructuras pasivas, sino también por la futura externalización del equipamiento radiante de sus clientes. Se trata de poner en valor la gestión de redes activas de telecomunicaciones, lo que significa sumar al hormigón de sus torres el metal de las antenas.

Con ese recurso, el grupo prevé insulfar energía a un plan estratégico que promete sobrevivir al terremoto que estos días sacude los cimientos del grupo español. El poder emergente del fondo The Children's Investiment Fund (TCI) amenaza con virar el rumbo del grupo, pero las fuentes del mercado consultadas por elEconomista.es aseguran que no se tumbarán las directrices anunciadas el pasado otoño. Eso significa que la empresa soportará la tempestad sin alterar sus compromisos en favor del crecimiento orgánico, la reducción de deuda, la consolidación de inversiones, la apuesta por la rentabilidad y la obtención del investment grade de S&P en 2024. Todo lo dicho seguirá cincelado en el frontal de la compañía, incluso en el supuesto de que el fondo activista culmine el asalto al consejo de la sociedad. Y en empeño prosigue la firma de Chris Hohn, que ayer añadió un 0,12%a su capital para situarlo en el 6,043% de los derechos económicos, frente al 5,913% del pasado miércoles. La suma de lo anterior sus activos políticos (3,119%) situa a la firma con el 9,152% del capital.

Patuano, más ruido que nueces

Tras el anuncio de dimisión de Tobías Martínez del pasado 11 de enero, las miradas apuntan hacia a Marco Patuano como presumible primer ejecutivo del grupo, en calidad de hombre de consenso entre la familia Benetton y la firma de Chris Hohn. No obstante, parece que la candidatura del presidente de Telecom Italia ofrece más ruido que nueces, según fuentes conocedoras de la situación. En cualquier caso, la firma del magnate británico no disimula sus intenciones y mueve sus alfiles para granjearse la complicidad de la italiana Edizione y así ganar fuerza en el consejo. El fondo británico compra títulos en el mercado y trabaja para cambiar los perfiles hostiles del consejo por otros afines, para así no ampliar la cifra de consejeros ni descuadrar las normas de buen gobierno, es decir, sin alterar el porcentaje entre dominicales e independientes. No obstante, la aritmética admite pocas interpretaciones. De esa forma, y tras el movimiento conocido ayer, los activistas británicos de TCI y la italiana Edizione sumarían sumarían más del 17,27% del accionariado, lo que les otorga un puesto de cada compañía en el consejo.  

Multiplicar el valor del hormigón

Al margen de la compra de nuevos paquetes de emplazamientos sin externalizar o engullir a compañías rivales, Cellnex tiene a su alcance replicar en todo su parque la iniciativa emprendida con la polaca Polkomtel para así aumentar sus ingresos orgánicos con un servicio adicional para sus clientes.

Feroz competencia en Europa

El mérito de Cellnex en los últimos años ha sido relevante y así lo ha reflejado el rendimiento en bolsa desde su llegada al parqué hasta agosto de 2021, momento en el que los títulos iniciaron su caída continua desde los 60 euros hasta los 35,5 euros actuales. La compañía importó a Europa el negocio de los operadores neutrales de infraestructuras de telecomunicaciones, invirtió 35.000 millones de euros en siete años y así logró extender su presencia en una docena de países (España, Francia, Italia, Austria, Dinamarca, Irlanda, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, Suecia y Suiza). En todos ellos gestiona 135.000 emplazamientos, incluidos los despliegues previstos hasta 2030. Pero si Cellnex no ha crecido más no ha sido por falta de ganas ni recursos, con ampliaciones de capital siempre sobradamente respaldadas, sino porque otros rivales le ganaron la partida.

Casi todo el pescado vendido

Una a una, las posibles oportunidades de crecimiento inorgánico se fueron escurriendo en los dos últimos años. Así, las torres de telefonía de Telefónica fueron a manos de American Tower, Deutsche Telekom colocó la mitad de sus torres austriacas y alemanas a Digital Bridge y al fondo de inversión Brookfield, mientras que Vodafone transfirió su filial de torres Vantage Towers al consorcio formado por GIP y KKR. Cellnex también se quedó fuera del reparto de los activos de Telia, ahora en el portfolio de Brookfield y Alecta. De todo lo anterior se desprende que casi todo el pescado europeo está vendido, a excepción de Orange, un verso suelto entre las telecos, ya que por ahora mantiene sus activos bajo Totem, la división de torres del grupo francés.

'Investiment grade' de S&P

La revisión de las estrategias de la compañía de telecomunicaciones, tarea que ejecutarán los nuevos dueños de Cellnex, no prevé afectar al compromiso del grupo español por obtener el investment grade (grado de inversión) de S&P en el año 2024, reto corporativo donde existe consenso por parte los consejeros. Ese empeño unánime en la compañía podrían coincidir en el tiempo con la vuelta al beneficio en los tres o cuatro años, posibilidad que aventuró Tobías Martínez durante la presentación de los últimos resultados anuales, siempre que en ese plazo no se produzcan grandes operaciones corporativas que dieran pie a nuevas inversiones multimillonarias.

Nodos de 'edge computing'

Para no competir directamente con las telecos que son sus clientes, Cellnex también renunció históricamente a comercializar otras infraestructuras de telecomunicaciones de creciente valor en el mercado, como la fibra óptica, la capacidad satelital o los centros de datos. Nada invita a pensar que cambiará de opinión, ya que existen otras teclas más fáciles de usar. Por ejemplo, el despliegue del 5G favorecerá la venta de equipamiento capaz de extender las virtudes de la nube al extremo o al terreno, a través del edge computing, con soluciones de conectividad y de transmisión de contenidos de creciente valor para las empresas, industrias, ciudades y hogares inteligentes, sin olvidarse de los futuros coches conectados. En todos esos ámbitos, los nodos de Cellnex está en condiciones de hacer caja al ayudar a los operadores de redes móviles a mejorar la capacidad y rendimiento de los servicios de conectividad.

Un opa muy difícil de ejecutar

Como todas las empresas, pero mucho más las cotizadas, Cellnex tiene un precio. Además, su valoración bursátil es mucho más barata que la de dos años atrás, lo que inevitablemente le convierte en pieza susceptible de adquisición. Sin embargo, las actuales dificultades de financiación del mercado, con tipos de interés al alza, y el fuerte apalancamiento del grupo, con una deuda de 16.900 millones de euros a cierre de 2021, son elementos disuasorios para los posibles interesados en merendarse a la compañía. Junto a lo anterior no pueden obviarse las complejidades propias de este tipo de negocios, caracterizado por contratos de muy larga duración, con cláusulas a la medida para cada cliente y susceptibles de renegociación en caso de cambio de propiedad de uno de los jugadores. Sin duda, ese elemento debió frenar la voracidad de American Tower o Brookfield, nombres con los que ciertos medios especularon el pasado enero como posibles interesados en el grupo español. Pero si todo lo anterior no fuera suficiente para espantar a los eventuales compradores, Cellnex también cuenta con el blindaje propio de las empresas y cotizadas estratégicas españolas frente a abordajes extranjeros. Por lo tanto, sería el consejo de ministros quien tuviera la última palabra sobre la venta del proveedor de equipamientos e infraestructuras de telecomunicaciones.

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