
"¡Deja el móvil!". Poco más o menos, esta frase se repite a lo largo del día en numerosas ocasiones en millones de familias al mismo tiempo. De hecho, estas tres palabras golpean en cerca de la mitad de los hogares españoles, todos ellos en guerra permanente contra la adicción a las pantallas.
El 44,1% de los consultados considera que las pantallas son una "fuente habitual de conflictos entre padres e hijos", según un estudio de Gad3, Pantallados.com y Orange, realizado entre más de 1.400 menores. El mismo informe asegura que tres cuartas partes de las familias sondeadas disponen de normas de uso de las pantallas, en su mayoría con horarios de actividad (85%) con los dispositivos o prohibición de su uso en determinados lugares (61%).
Otras estrategias de 'represión' tecnológica incluyen limitaciones al WiFi, controles parentales, bloqueo de redes sociales o prohibición de uso en reuniones familiares o durante las comidas, por ejemplo. En concreto, la quinta parte de los jóvenes utiliza al móvil mientras estudia y un tercio lo utiliza por la noche en la cama. Las disputas entre padres e hijos se suceden por culpa del uso frecuente del smartphone durante las comidas (15%) y no tanto por el consumo de varias pantallas al mismo tiempo (44,8% entre los hijos y el 61,5% entre los padres). "Adolescentes que anteponen una partida de videojuegos a la tarea escolar, notificaciones en medio de la cena, conversaciones familiares reducidas, porque todos estamos demasiado ocupados hablando con alguien más, etc. Son escenas cotidianas que, con facilidad, se convierten en el centro de los conflictos y plantean, a la vez, la necesidad de establecer medidas de control tecnológico en el hogar", explica el mismo trabajo.
Separa más que une
El creciente impacto de las pantallas en los hogares también deja su herida en la estabilidad familiar, hasta el punto de que el 74% de los consultados considera que la tecnología es fuente de separación más que unión. Los padres tampoco son fuente de ejemplo para los hijos en materia tecnológica ya que uno de cada tres progenitores afirma "hacer un uso exceso de la tecnología y no se reconoce como un buen modelo para sus hijos". Así, la adicción al móvil -también considerada nomofobia- ya es motivo de tratamiento clínico.
Sobre ese aspecto, el psiquiatra Fernando Sarráis, propone que los "padres sean los primeros en practicar el autocontrol de las pantallas en casa" y prescindir de su uso "en determinados momento de la convivencia familiar". Según recuerda Sarráis en el mismo informe, los padres han de "enseñar a dialogar, que es el modo de mostrar el funcionamiento de la propia razón y un buen método para estimular a los hijos a usar su capacidad de razonar".
Curiosamente, dos tercios de las familias españolas utilizan el acceso a la oferta digital o celular como "contraprestación a portarse bien", al tiempo que la inmensa mayoría de los padres afirman que "saben qué hacen sus hijos con los dispositivos".
Llega demasiado pronto
El mismo estudio desvela que la edad media adecuada para disponer de una tableta propia son los 10 años, mientras que la entrega del primer móvil debe demorarse hasta los 13 años. Además, cuatro de cada diez consultados considera que "el teléfono móvil llegó demasiado pronto". El motivo principal de la llegada del móvil a las manos de un menor es para "tenerle localizado" o porque los padres ya consideran que "el niño está preparado para tenerlos". Otros argumentos de peso guarda relación con el hecho de que "casi todos sus amigos lo tienen" o porque "fue un regalo de un familiar o amigo".
De hecho, según van creciendo los menores ganan predominancia las pantallas en detrimento de la televisión, con el mayor tiempo de uso en la franja de edad de entre 16 y 18 años. "Lo que hoy mueve el mundo ya no es el petróleo, sino la capacidad de mantenernos frente a la pantalla durante más tiempo", indica Marian Rojas, psiquiatra y autora del libro 'Cómo hacer que te pasen cosas buenas', citada en el informe.
Apaga las notificaciones
La misma experta sugiere "desactivar las notificaciones en el móvil, de la pantalla de inicio: no somos conscientes de la cantidad de tiempo y de eficiencia mental que perdemos por el hecho de estar constantemente alerta". También propone que, cuando estemos con otras personas, "tratar de frenar el impulso de consultar si nos ha llegado algo nuevo. Esto nos ayudará a controlar nuestra capacidad de atención, y, además, haremos sentir importante a la persona que se encuentra con nosotros".
La iniciativa Empantallados.com propone tres recomendaciones de desintoxicación para aplicar en los hogares en los que impera la ley de las pantallas. la primera, controlar del uso del móvil en las cenas y comidas, especialmente las de los fines de semana, que son ocasión recurrente de encuentro de la familia. "Si cada uno está pendiente del móvil desaprovecha la oportunidad de conversar y no está pendiente de lo que come".
Las pantallas engordan
Según los nutricionistas, una de las principales causas de obesidad es comer delante de una pantalla, ya que distrae nuestra atención y la sensación de saciedad llega más tarde". La segunda consiste en evitar dormir con el móvil al lado tampoco, que no es buena idea ya que "favorece que lo cojamos por la noche para entrar en Internet, o que estemos pendientes de los mensajes que llegan". De esa forma, Empantallados.con sugiere sustituir la alarma del móvil por el clásico despertador y que "los hijos dejen 'aparcado' su móvil fuera de su habitación durante el tiempo de estudio, para que nada les distraiga". Y la tercera consiste en considerar el coche como espacio familiar, por lo que debería 'aparcarse' el teléfono en la guantera para así aprovechar la ocasión para hablar con los hijos.