
El mercado español de las telecomunicaciones se pregunta estos días por las razones que animan a Telefónica a lanzar un nuevo operador de telefonía móvil. En espera de conocer la versión oficial de sus responsables, el sector dispone de un puñado de argumentos para debatir en torno al futuro del O2 español.
¿Para qué otro operador?
Más que una necesidad, O2 será una oportunidad para que la teleco española diversifique su oferta de servicios de telefonía móvil y fibra óptica. El nuevo jugador deberá ocupar el espacio comercial que separa a Movistar y Movistar Fusión de Tuenti, sin provocar efectos colaterales adversos en las marcas ya establecidas. Parece que O2 apuntará hacia los clientes más inquietos, con una excelente relación calidad-precio, pero sin televisión de pago ni complejidades.
¿Qué ventajas aporta la marca?
El nuevo operador de telefonía nacerá aprendido. Dará los primeros pasos y podrá echarse a correr enseguida gracias a la fuerza de la enseña elegida. El nuevo icono parte con la ventaja de aprovechar una de las entidades corporativas de mayor reconocimiento en Europa. Durante los 12 últimos años, Telefónica ha convertido O2 en un sinónimo de experiencias interactivas para todos los públicos en el Reino Unido y Alemania.
En España no debería ser menos. La enseña ya aparece en los maillots del equipo ciclista Movistar, en las motos de Rossi y Viñales, en las camisetas del Arsenal, las selecciones británica e irlandesa de rugby, en la Ryder Cup y en acciones relacionadas con festivales de música, cultura y entretenimiento.
¿Quedan cosas por decir?
No todo está inventado. Aún existen resquicios creativos para lanzar propuestas capaces de convertirse en negocios. En un segmento quejumbroso por las deficiencias en atención al cliente, la españolizada O2 deberá aprovechar sus fortalezas tecnológicas y emocionales para lograr que los usuarios se sientan orgullosos de su proveedor.
Pedro Serrahima -comandante de la aventura- tiene experiencia en esas lides. De hecho, suyo fue el mérito de convertir su antigua empresa (PepePhone) en un caso de éxito en relaciones felices con los usuarios. Además, O2 podría convertirse en banco de pruebas para exportar ideas y prácticas desde España al resto de las filiales.
¿Qué pensará MásMóvil?
El cuarto operador dará la bienvenida al nuevo competidor y, al mismo tiempo, se sentirá orgulloso del camino recorrido. Pocos hubieran imaginado hace unos años que Telefónica montaría un operador para restar clientes a MásMóvil.