Tecnología

El Hyperloop sale disparado de Estados Unidos... y se estrella en Eslovaquia

  • El medio de transporte más fantástico da el salto hasta el río Danubio
  • El pequeño país firma un acuerdo con Hyperloop Transportation

Puede que California sea la capital del emprendimiento y las empresas tecnológicas, pero el primer país que ha demostrado que va en serio con eso de construir un tubo de vacío y levitación magnética para disparar a personas dentro de cápsulas a velocidades supersónicas es tan pequeño como improbable parece la aventura que quiere protagonizar: Eslovaquia.

La pequeña república centroeuropea, con 49.000 kilómetros cuadrados de superficie (más o menos como Aragón) y una población de 5 millones de habitantes (como la Comunidad Valenciana) ha llegado a un acuerdo con Hyperloop Transportation Technologies -en adelante, HTT-, la empresa que parece más motivada para sacar adelante el proyecto apenas esbozado por el multiemprendedor Elon Musk.

La idea es duplicar, con uno de estos fabulosos tubos, la ruta del caudaloso río Danubio entre Viena y Budapest, con parada en Bratislava, la capital eslovaca. Y donde había un plácido crucero fluvial, dibujar ahora una tubería que en todos los bocetos aparece fabricada con un misterioso material transparente, a varios metros de altura sobre el suelo.

Eso permitiría alcanzar los dos centros de la monarquía dual del conglomerado austrohúngaro en un abrir y cerrar de ojos. Ocho minutos aguas arriba, para el trayecto a la sede del Imperio. Diez para bajar silbando, pero bajito, a la del Reino.

Ni Dirk Ahlborn, fundador de HTT, ni el ministro de Economía de Eslovaquia, Vazil Hudak, son ingenieros de caminos, canales o puertos, aunque tienen en común una sólida formación en finanzas. Así que lo suyo no es explicar cómo se construye la línea, sino quién lo paga. ¿Habéis oido, Austria y Hungría?

Claro que eso será después, porque para encontrar padrino hay que tener idea del coste. Y para ponerle precio a un diseño... primero hay que tenerlo. El medio millar de expertos que trabajan para HTT (la abrumadora mayoría lo hace por cierto gratis) se afana de momento en diseñar una sección de pruebas de 8 kilómetros en el centro de California.

Perdón. Tache lo de "sección de pruebas", porque a Ahlborn no le gusta. "No es una sección de pruebas. No es la velocidad lo que queremos probar allí", explicaba hace más o menos un año el emprendedor de origen alemán, que hizo sus pinitos en el diseño de interiores y que ahora seduce en Europa con su propuesta de surcar a más de 1.000 km/h la cuenca del Danubio dentro de sólo cuatro años (en 2020, dice, si todas las piezas encajan): gratis en las horas valle y por un precio inferior al del billete de tren en las horas punta.

Dice por su parte Hudak que el Hyperloop "multiplicará la cooperación transfronteriza en Europa" y permitirá crear nuevos centros de desarrollo en Eslovaquia, "y en toda Europa". En tiempos de cerrojazo en las fronteras, las palabras de este graduado en Harvard sonarán a algunos a esperanzador futuro. Para otros, sonarán a milonga de las buenas.

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