
El lanzamiento al mercado de Windows 10, la versión más reciente del sistema operativo para PCs de Microsoft, fue recibido con gran expectación por los medios de comunicación, pero de momento no parece que los consumidores estén mostrando el mismo entusiasmo.
El despliegue de Windows 10 está siendo tan lento que, tras tres meses, su cuota de mercado apenas se acerca a la mitad de la de Windows XP, y eso que éste sistema dejó de estar soportado en primavera de 2014.
La llegada de Windows 10 fue sonada no sólo por corregir algunos de los peores pecados de la versión anterior, Windows 8, sino porque precisamente para paliar los daños de su mala acogida Microsoft lo está regalando, literalmente.
Pese a que los compradores de ordenadores personales con Windows 10 preinstalado sí pagan la licencia junto con el equipo como viene siendo tradicional, los titulares de Windows 7 y Windows 8 sí pueden acceder a la versión 10 de forma gratuita.
Pese a que es gratis
De esa forma, era fácil esperar que muchos de los propietarios de ordenadores con las versiones 8 y 8.1 del sistema de los de Redmond le diesen sin más al botón de actualizar. Y no lo han hecho.
Si se atiende a los datos ofrecidos por Netmarketshare.com, Windows 10 cuenta con una cuota de mercado global de apenas el 6,63%, frente a más del 13% de Windows 8 y el 56,53% con el que Windows 7 sigue reinando en el mercado.
Eso sitúa a la última versión del sistema de Microsoft poco más de un punto porcentual por delante de Max OS X 10.10 y, lo que es más llamativo: seis puntos por debajo de Windows XP, que sigue siendo el segundo sistema operativo más usado en ordenadores de escritorio del planeta.