
Los nuevos iPhones 6S y 6S Plus se pusieron a la venta el pasado viernes y sus virtudes y defectos han tenido tiempo para aflorar durante las primeras 100 horas de uso. Con el mismo diseño que los modelos precedentes -salvo la incorporación del aluminio en su carcasa o la novedad del tintado opcional rosa-, Apple confía en convencer a sus acólitos con unos equipos que añaden un puñado de mejoras sustanciales.
Por lo pronto, la nueva familia de los iPhone 6S posiblemente pasará a la historia de la telefonía móvil por la aportación de un gesto que promete engrosar las rutinas de millones de usuarios con sus dispositivos: El 3D Touch, también conocido como Peek & Pop. Se trata de una tecnología de Apple que añade nuevas funciones al movimiento de tocar y presionar con un dedo sobre la pantalla del dispositivo. De la misma forma que separar o juntar el pulgar y el índice sobre una fotografía permite ampliar o reducir la imagen, mantener pulsado con fuerza un enlace, aplicación o fotografía ahora desencadena nuevas funciones que prometen formar parte de la vida de los usuarios de móviles. El guiño táctil permite previsualizar un mensaje, correo, enlace web y, en una décima de segundo, 'clavar' en la pantalla el contenido.
El 3D Touch detecta la intensidad con que presionar para que puedas hacer lo impensable, explican fuentes de Apple. El desafío planteado a los técnicos de Apple consistía en encontrar el sistema para pueden ejecutar más cosas con menos toques, y la respuesta tiene todos los visos de quedarse para siempre. La patente 3D Touch ya forma parte de la última saga de móviles y se puede apostar sobre seguro a que también la hará suya la próxima generación de iPads. A partir de ahora, los desarrolladores de aplicaciones y contenidos tienen ahora la oportunidad descubrir nuevas funciones para sacar partido a la principal novedad de los nuevos iPhones.
El acostumbrado efecto wow de los nuevos móviles de Apple cubre con creces el expediente con la herramienta 'Live Photos' que aparece en el menú superior la cámara de fotos. Una vez activado ese prodigio, las fotos cobran vida durante medio segundo con un miniclip que capta el instante previo y posterior a la captura de la instantánea. De esa forma, echar un vistazo a la galería de imágenes se convierte un divertimento hasta ahora insólito entre los usuarios de móviles. Ahora bien, el tiempo y los usuarios determinarán si el esfuerzo tecnológico de la firma de California pervivirá en el futuro una vez que su efecto deje de causar sorpresa. Al margen de lo anterior, el 'peso' en datos de cada imagen animada será notablemente mayor que el de las fotografías convencionales, y eso es algo que siempre hay que tener en cuenta.
Apple también ha reparado en la necesidad de iluminar el rostro de los aficionados a los selfies. Puesto que el único flash del dispositivo se encuentra en la cámara principal, hasta ahora no había forma de aportar luz de relleno al autorretrato. Esa ecuación ha quedado resuelta por los muchachos de Cupertino a través de un fogonazo en la pantalla (Retina Flash). Los resultados son más que aceptables, lo que a su vez invita a conservar la ocurrencia en siguientes generaciones de iPhones e iPads.
La nueva cámara del iPhone 6S y 6S Plus es otro de los reclamos para renovar de móvil. Apple enriquece ahora su óptica al añadir cuatro megapíxeles más, hasta los 12 megapíxeles la trasera y cinco la delantera, al tiempo que la videocámara se sube al tren del 4K, en lugar del Full HD. Al igual que con el uso del Live Photos, Los usuarios podrán disfrutar de la ultra alta definición en sus grabaciones domésticas, pero a cambio deberán asumir un mayor volumen de datos, tanto a efecto de almacenamiento (la memoria interna puede resultar exigua) o para compartir con otros usuarios (a partir de ahora sólo por medio de servicios en la nube). La videocámara también mejora su ya potente estabilizador de imagen, ahora con resultados prácticamente profesionales.
El cambio de procesador es otro elemento diferencial del iPhone 6S respecto a su hermano más cercano. El nuevo presume con su microchip de A9 de 64 bits, frente al A8 de doble núcleo a 1,4 GHz del anterior. Las prestaciones (un 70 por ciento más rápido) se perciben en los videojuegos y en las aplicaciones que requieren alardes gráficos.
El incremento de la velocidad es otro punto a favor de los nuevos iPhones. El desbloqueo táctil ya es instantáneo, con un sensor Touch ID mucho más eficaz que en versiones de iPhones anteriores. Ahora bien, los que decidan introducir una clave numérica, verán que tienen que añadir seis dígitos, en lugar de los cuatro tradicionales. A grandes rasgos, todo es más rápido que antes, especialmente en la conectividad. Así, Apple se abraza a la tecnología 4G LTE Advanced, para agilizar la conexión, navegación y descargas (el doble de rápido que la versión anterior) a los usuarios de los operadores que se lo permitan.
Sin excesivos cambios de la autonomía
Pese a que la batería prometía teóricas alegrías a los usuarios, el aumento de la autonomía de los smartphones del Apple tampoco llama especialmente la atención. No obstante, conviene reconocer que las mejoras en el chip y en la memoria RAM, ahora de 2 GB, ayudarán a optimizar el consumo energético.
El tamaño y resolución tampoco cambia de la versión 6 a la 6S, pero sí el material de la carcasa y pantalla, ahora con aluminio de la serie 7000. La pantalla de cristal también mejora su resistencia a impactos y ralladuras y los accesorios se multiplican, con protectores de piel y silicona, con una mayor gama de colores, entre ellos el tintado rosa. La base para cargar el teléfono cómodamente, el denominado Dock Lightning, nace al mismo tiempo que los iPhone 6, también con vocación de pervivencia.
A modo de conclusión, cada usuario de Apple deberá ponderar si las referidas mejoras técnicas del equipo resultan suficientes como para invertir en un smartphone cuyos precios oscilan entre los 600 y 900 euros respecto a su hermano inmediatamente anterior.