
Uno de los grandes retos u objetivos de las misiones espaciales es la búsqueda de agua en el espacio, ya que es un elemento crucial para la exploración espacial y la posible colonización. El agua es esencial para la vida y podría ser utilizada para producir oxígeno, combustible y sustentar bases permanentes lejos de la Tierra.
Por eso, el descubrimiento que realizaron investigadores de la NASA del mayor hallazgo de la mayor concentración de agua jamás detectada, supuso toda una revolución. Lo cierto es que estos hechos son del 2011, cuando un equipo de astrónomos observó un gigantesco reservorio de vapor de agua envolviendo un cuásar distante, conocido como APM 08279+5255.
Un cuásar es o bien una galaxia recién nacida o bien aquella fuente de energía que se presenta en el agujero negro del centro de dichas galaxias recién nacidas. Y en el que encontraron los astrónomos había el equivalente a 140.000 millones de veces toda el agua de los océanos de la Tierra.
Pero, no solo es la mayor concentración de agua jamás detectada, sino que también es la más antigua, observada a una asombrosa distancia de más de 12.000 millones de años luz. Esto significa que estamos viendo este reservorio de agua tal como era cuando el universo tenía apenas unos 1.600 millones de años, cuando nuestra propia galaxia, la Vía Láctea, ni siquiera existía en su forma actual.
La presencia de tal cantidad de agua concentrada en un mismo lugar ofreció enormes implicaciones para nuestra comprensión de la evolución cósmica. El hecho de que hubiera tal abundancia tan temprano en la historia del cosmos sugiere que los "ingredientes" para la vida estaban presentes desde el principio, lo que nos ayuda a reconstruir cómo se formaron y evolucionaron las primeras galaxias, entre otros aspectos.