
Dentro de la estrategia nacional del sector aeroespacial de la próxima década, MERLIn (Motor Eficiente y Reutilizable para Lanzadores Internacionales) se erige como uno de los proyectos clave en materia de innovación del futuro. El proyecto, impulsado por ITP Aero y por Sener, dos de las compañías socias de Innobasque, la Agencia Vasca de Innovación, junto a las startups Pangea Aerospace y Aenium Engineering, tiene como objetivo desarrollar un sistema de propulsión espacial que promete "fortalecer una industria estatal más competitiva", ya que el desarrollo de esta tecnología plantea diversas ventajas frente a los cohetes tradicionales empleados en Europa y podría sustituir a modelos como el Soyuz o el Vega.
Esta iniciativa, presentada en el marco de la Asamblea General de Innobasque celebrada ayer, tiene como objetivo, en primer lugar, la fabricación e integración del primer motor aerospike del mundo listo para volar y, en segunda instancia, ensayar un demostrador para poder validar dicha tecnología.
El motor, denominado ARCOS, utilizará la tecnología aerospike para la propulsión de cohetes, lo que posibilita que puedan reutilizarse hasta en diez ocasiones, reduciendo por tanto los costes de estas misiones y minimizando los residuos orbitales en el espacio, según han detallado Daniel Hernández, responsable de la sección de Aerodinámica de ITP Aero, y Carlos Azcoitia, jefe de proyecto de Sener Aeroespacial.
También son más sostenibles, ya que para evitar los problemas de refrigeración que impedían hasta ahora el desarrollo de estos motores, en vez de utilizar queroseno emplean metano criogénico, lo cual genera menores niveles de emisiones contaminantes.
Y por último, pero no menos importante, hay que tener en cuenta que, al contar con múltiples toberas encadenadas, se produce un cambio en la arquitectura de estos motores que mejora su rendimiento entre un 10 y un 15%, lo que supone un salto muy importante a nivel de eficiencia, ha destacado.
Empresas interesadas
Se trata de un sistema disruptivo con lo anterior que abre las puertas al mercado aeroespacial de pequeños y medianos cohetes, de hasta siete toneladas, valorado en 340 millones de euros, según ha destacado Hernández. En 2023, el número de lanzamientos de satélites fue del orden de 120, de los cuales un 20% fueron satélites de pequeño y mediano tamaño, que son los que están en el ámbito de este motor. Y el pronóstico es que este número se multiplique por 3 o por 4, por lo que en 2032 el mercado será muy atractivo, ya que habría unos 410 lanzamientos anuales", según los cálculos realizados por el responsable de ITP Aero.
Actualmente ya cuentan con potenciales clientes, entre ellas empresas ya establecidas o entidades públicas como la ESA (Agencia Espacial Europea) o empresas nacionales emergentes, pero además hay múltiples compañías que están capacitándose ahora, fundamentalmente en Estados Unidos y en Francia, que también están interesadas.
En vista de su potencial, MERLIn ha recibido una subvención de 11,6 millones de euros de los 70 millones del Plan de apoyos de I+D en tecnologías espaciales otorgado por CDTI Innovación y la Agencia Espacial Española, a través del Ministerio de Ciencia y del Ministerio de Defensa.
Así, se posiciona como el segundo proyecto más importante del Plan Tecnológico Espacial (PTE) del PERTE Aeroespacial, con el que el Gobierno de España busca "promover la competitividad de la industria aeroespacial española", con innovación en tecnologías clave para el futuro de la exploración espacial.
Una tecnología disruptiva
ITP Aero liderará el consorcio y desarrollará las tecnologías de propulsión del motor, que será desarrollado por la startup Pangea Aerospace, especializada en motorización espacial, quien se encargará de su fabricación, incluyendo desde el diseño hasta las pruebas. Sener, por su parte, aportará el sistema de control vectorial de empuje (TVC) del motor; y Aenium Engineering aportará su experiencia en materiales avanzados y fabricación aditiva, clave para su refrigeración.