Tecnología

La sorprendente razón por la que el teletexto está prohibido en las cárceles españolas

Si bien hoy en día las nuevas generaciones desconocen por completo qué es el teletexto, son muchos los que recuerdan con añoranza cómo este sistema era una forma práctica de acceder información para consultar noticias, deportes o incluso páginas de contactos antes de la llegada de internet.

Creado inicialmente en 1972 por la BBC, este servicio de información en forma de texto se emitía junto con la señal de televisión y también te permitía conocer la programación del canal. Como decíamos el auge de internet provocó la caída de este medio que prácticamente ahora está desaparecido y sin embargo, continúa siendo una preocupación en las cárceles españolas por un curioso motivo.

Si bien a la hora de comprar una televisión nos fijamos en aspectos como en la calidad de imagen, sus opciones de conectividad o el tamaño de la pantalla, cuando un preso compra o recibe un TV, antes de poder instalarla en su celda se debe comprobar si tiene teletexto o no.

Este sorprendente requisito se debe a que en las cárceles españolas está prohibido el teletexto, y los culpables de ello son los presos de la cárcel gallega A Lama, en Pontevedra.

Fue por el año 2020 cuando salió la noticia de que un grupo de presos de la prisión A Lama encontraron en el teletexto el mejor aliado posible para comunicarse con el exterior sin ser pillados ni dejar rastro. Esto es porque el teletexto a parte de decir la programación o dar noticias, también dispone de un apartado de páginas de citas y anuncios, que comenzaron a explotar para enviar mensajes codificados a contactos externos con horarios, pseudónimos e información confidencial que no podrían compartir por otros medios.

Esta situación llevó a que la Audiencia Nacional se viera obligada a prohibir el teletexto en las cárceles españolas, sin embargo, esta norma no era fácil de imponer, debido a que muchos de los televisores que los presos compraban o recibían ya lo tenían integrado, y para quitarlo, tuvieron que limitar las funciones de los televisores, haciendo que ciertos dispositivos fueran prácticamente inutilizables.

Esto creó un conflicto inesperado ya que dicha normativa impedía acceso a otras formas de entretenimiento consideradas básicas para los reclusos, provocando una división de opiniones en busca del equilibrio justo entre seguridad y derechos humanos.

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