Madrid
David Sanz, socio responsable de Analítica de Datos, IA y Tecnologías Emergentes de KPMG en España, asiste desde primera fila a la revolución que la Inteligencia Artificial (IA) está provocando en las organizaciones. Ante el salto prodigioso que supone esta tecnología, el experto propone una adecuada gestión de los riesgos y de las implicaciones éticas de la IA, más allá del cumplimiento normativo. Con vistas al futuro, según explica en una entrevista para elEconomista.es, Sanz describe cómo será la IA General, qué podemos esperar de la computación cuántica y cómo China comienza a superar a Estados Unidos en ciertos desarrollo de IA.
Los agentes de IA comienzan a dar que hablar en las organizaciones. ¿Qué será lo siguiente?
En KPMG hemos sido pioneros en implementar este tipo de arquitectura de agentes de IA dentro de nuestra casa, con más de 500 profesionales volcados en el asunto. Y desde mediados del año pasado también lo estamos compartiendo con nuestros clientes. Después de los agentes podemos esperar los denominados LCM, (Large Conceptual Models, modelos grandes de conceptos). Frente a los más conocidos LLM (modelos de lenguaje de gran tamaño), la estadounidense Meta y la china Manus ya han lanzado recientemente sus LCM. Es decir, en vez de utilizar modelos basados en lenguajes, se basan en conceptos. Es un paso que nos aproxima a la Inteligencia Artificial General (AIG).
¿Cuándo podemos esperar la Inteligencia Artificial General?
Es la pregunta que nos hacemos todos. Me resulta pretencioso estimar una fecha. No lo veo en el corto plazo y me cuesta intuirla en el medio plazo. No obstante, dada la velocidad en la construcción y creación de nuevos modelos, y en la innovación alrededor de la inteligencia artificial, esa AIG está más cerca de lo que se pensaba hace tres años, cuando se emplazaba a 2050. Ahora se han acortado los plazos y se estima para tres o cuatro años.
¿Dependerá en gran parte de la evolución de los procesadores?
Creo que la capacidad de cómputo es un problema para las aproximaciones actuales que tenemos de la inteligencia artificial. Éstas tienen que cambiar de forma radical, porque no pueden ser modelos tradicionalmente basados en la matemática actual. Las aproximaciones tienen que ser distintas. Y el movimiento de Facebook y Manus nos acerca un poco más.
Conviene seguir de cerca a Manus..
Nadie se esperaba el impacto de Manus, un modelo chino cercano a las capacidades que ofrece OpenAI con Operator. Es una startup que volaba bajo el radar y, de repente, ha lanzado una IA sorprendente. Pocos sospechaban que una startup pudiese ofrecer cientos de casos de uso.
¿Cómo se imagina esa Inteligencia Artificial General?
Le pongo un ejemplo. Cuando un empleado tiene que realizar un informe, nadie le dice cómo tiene que hacerlo. Se le proporciona la infraestructura y las herramientas, así como formación. Ybasta con pedirle el qué y el empleado ya se encarga de razonar autónomamente para ejecutarlo. Eso no lo hacen los agentes de IA. Éstos son capaces de razonar, de planificar y ejecutar tareas, pero necesitan de una supervisión humana. También necesitan unas reglas claras, donde se establezca un marco ético y un escenario de control del riesgo. Por su parte, la IA General aprende de forma autónoma, es capaz de tener cierta conciencia y distingue lo éticamente correcto o incorrecto. Puede tomar decisiones y modular igual que lo hacemos los humanos...
¿Cómo participa en esa ecuación la computación cuántica?
Con la computación cuántica estamos dando un salto de varias décadas. Nosotros estamos trabajando con clientes alrededor de quantum computing. En España hemos ejecutado varios proyectos, y tenemos un hub internacional con abundante 'expertise' sobre el asunto. Sin duda, la capacidad de los ordenadores cuánticos nos abre un mundo de posibilidades al que ahora no podemos aspirar. Y no sólo por la mayor capacidad de procesamiento, sino por la realidad que esa tecnología nos impone. Eso acarreará riesgos asociados con la ciberseguridad. Necesitamos definir la criptografía postcuántica. Eso nos ayudará a abordar cuestiones como paralelizar la resolución de los distintos problemas para descubrir cuál es la respuesta óptima dentro de muchísimas posibilidades.
Pero las grandes tecnológicas tienen el desafío cuántico en sus respectivas agendas…
Desde la perspectiva cuántica, los avances son significativos. Hace unos días, Microsoft presentó un nuevo chip alrededor de Quantum que supone un impacto significativo en la aproximación que manejamos. Pero creo que queda todavía espacio para identificar casos de uso. Los trabajos que hemos realizado en España, por medio de simuladores de ordenadores cuánticos, nos ayuda a identificar el impacto y el potencial. Tenemos mucho que aprender.
¿La inteligencia artificial china podría superar a la de EEUU?
Hasta hace poco, ese partido se jugaba solamente en Estados Unidos, que era donde se generaba el mayor conocimiento. Y es algo lógico, porque los hiperescaleres como los Google, Amazon o Azure, ofrecen la disponibilidad de esas capacidades dentro de sus nubes. Y el caso es que nadie estaba mirando a China, donde se están generando modelos similares, dentro de su cloud de Alibaba y teníamos pocas referencias. También, por un tema más geopolítico, en el mundo de la empresa da menos miedo incorporar tecnología estadounidense que china. Existen reticencias, si bien es cierto que puedes hacer tu propio modelo basado en China.
¿Cómo se explica DeepSheek?
China se encontraba en un momento donde podía utilizar -y utilizaba de facto- microchips americanos. Cuando se incorporaron las restricciones a la exportación de microprocesadores, China se encontraba en una situación que le ha permitido dar un giro a los acontecimientos significativos. Primero intentó desarrollar su propio chip, ciertamente con poco éxito. Y después hizo las cosas de una forma más inteligente. Convirtieron la necesidad en virtud y desarrollaron una nueva forma de hacer las cosas. Y así aparece DeepSeek, que ofrece una forma diferente de generar este tipo de modelos y además con permeabilidad. Al contrario que Estados Unidos, China abre el código a todos y también a todo lo que está alrededor, todo el ecosistema que se necesita para optimizar el entrenamiento. China cambió las normas del juego y se posicionó como un player nuevo. Pero también han surgido nuevos modelos chinos que están volando bajo el radar.
¿Y qué pasa con Europa y la IA?
En Europa somos fuertes en la gestión de riesgos de la IA, porque somos muy garantistas. Tenemos una regulación muy detallada alrededor de cómo se tiene que gestionar la Inteligencia Artificial, algo que no existe en ninguna otra parte del mundo.