
En 2019, Google anunció con gran fanfarria que había alcanzado la supremacía cuántica. Ahora, D-Wave dice haber logrado lo mismo. Pero, ¿qué significa realmente este término? ¿Es una revolución tecnológica o simplemente un concepto debatible dentro de la comunidad científica?
La computación cuántica ha sido vendida como la clave para resolver problemas imposibles para los ordenadores tradicionales. Sin embargo, definir exactamente qué significa "supremacía cuántica" ha sido objeto de acaloradas discusiones. Mientras que algunas empresas la presentan como un hito en el que un ordenador cuántico supera a cualquier máquina clásica en un problema específico, otros expertos argumentan que es una afirmación prematura.
Qué es la supremacía cuántica y por qué es tan polémica
El concepto de supremacía cuántica fue popularizado por el físico John Preskill en 2012. Se refiere al momento en que un ordenador cuántico realiza un cálculo que sería impracticable para cualquier ordenador clásico en un tiempo razonable.
Los ordenadores tradicionales procesan la información en bits, que pueden representar un 0 o un 1. En cambio, los ordenadores cuánticos utilizan cúbits, que pueden existir en ambos estados al mismo tiempo gracias a un fenómeno llamado superposición. Además, los cúbits pueden estar entrelazados, lo que les permite procesar información de manera exponencialmente más eficiente que los ordenadores clásicos.
Sin embargo, el término "supremacía" ha sido criticado por sugerir que los ordenadores cuánticos reemplazarán por completo a los clásicos, algo que aún está lejos de la realidad. De hecho, muchos científicos prefieren hablar de "ventaja cuántica", un concepto más matizado que se refiere a la capacidad de los ordenadores cuánticos para resolver problemas de gran valor práctico mejor que los tradicionales.
El caso de D-Wave: una supremacía cuántica en disputa
El anuncio de D-Wave, empresa canadiense que es una de las pocas que no solo fabrica, sino que vende ordenadores cuánticos, se centra en su capacidad para simular materiales magnéticos en un tiempo récord. Según la compañía, su ordenador cuántico resolvió un problema en 20 minutos que habría tomado casi un millón de años en una supercomputadora convencional.
Este logro es relevante porque la simulación de materiales magnéticos es crucial para diversas industrias, desde la fabricación de sensores y motores hasta la imagen médica. Sin embargo, algunos investigadores han cuestionado la afirmación de D-Wave. Argumentan que los ordenadores clásicos aún pueden competir con ciertos problemas cuánticos, especialmente cuando se desarrollan nuevas técnicas de simulación.
Miles Stoudenmire, del Flatiron Institute, sostiene que la comparación de D-Wave solo era válida con los mejores métodos clásicos disponibles en 2023, pero que desde entonces se han encontrado formas más eficientes de resolver problemas similares en ordenadores convencionales.
Además, el término "supremacía cuántica" no es universalmente aceptado, y algunas voces en la industria prefieren términos como "ventaja cuántica" o "utilidad cuántica", que destacan la capacidad de la computación cuántica para resolver problemas de relevancia empresarial o científica de manera más rápida y eficiente que los métodos clásicos.
Este debate pone de manifiesto un problema más amplio en el campo de la computación cuántica: los avances en algoritmos clásicos pueden hacer que algunos logros cuánticos parezcan menos impresionantes con el tiempo.
Más allá de la controversia, el anuncio de D-Wave refleja una tendencia en la industria: las empresas de computación cuántica están buscando formas concretas de demostrar el valor de sus tecnologías. A medida que los ordenadores cuánticos se vuelven más accesibles, la pregunta ya no es solo si pueden superar a los ordenadores clásicos, sino en qué aplicaciones específicas pueden hacerlo mejor.
En lugar de enfocarse en la supremacía cuántica como un evento puntual, algunos expertos prefieren hablar de "utilidad cuántica", es decir, la capacidad de los ordenadores cuánticos para ofrecer soluciones prácticas a problemas relevantes para la industria. Este enfoque es menos sensacionalista, pero más útil para evaluar el impacto real de esta tecnología.
¿Estamos ya en la era cuántica?
El caso de D-Wave demuestra que la computación cuántica avanza rápidamente, pero también que aún hay muchas preguntas sin respuesta. ¿Hasta qué punto los ordenadores cuánticos pueden superar a los tradicionales? ¿Qué problemas serán los primeros en beneficiarse de esta tecnología? Y lo más importante: ¿cuándo veremos un impacto real en la vida cotidiana?
Las empresas cuánticas seguirán anunciando logros impresionantes, pero la batalla por la supremacía cuántica sigue abierta. Parece que la pregunta no es si la computación cuántica tendrá un impacto, sino cuándo y cómo lo veremos reflejado en el mundo real.