
En los últimos años plataformas como Airbnb se han popularizado mucho como alternativa a hoteles, hostales o casas rurales. Por norma general esto se debe a que ofrecen un precio más bajo, pero aun así, estos alquileres de las viviendas de individuos les salen más que rentables para los propietarios de estos alojamientos.
O así ocurre en la gran mayoría de casos, pero como ha señalado Ashley, una propietaria estadounidense de un alojamiento en Airbnb, desde su cuenta de TikTok, en este caso la visita de unos huéspedes le ha costado una fortuna, y lo peor de todo es que no rompieron nada.
De hecho, en el comienzo del vídeo la mujer explica que en un principio todo fue sobre ruedas y que la experiencia fue satisfactoria para ambas partes, donde incluso pusieron cinco estrellas y cuando la propietaria llegó a la casa una vez estos inquilinos se fueron comprobó que todo estaba en su sitio y que funcionaba perfectamente.
El problema fue cuando llegó final de mes, y la compañía energética le pasó la factura de la luz, y aunque es cierto que el precio de la luz está alto, la propietaria no se podía creer que la factura que le llegó alcanzaba los 1.500 dólares que al cambio son unos 1.400 euros aproximadamente. Lo primero que hizo fue llamar a la compañía de la luz, pero ellos le aseguraron que el cargo era correcto.
Lo siguiente fue revisar las cámara de seguridad que tenía por fuera del alojamiento, y allí es donde vio cómo los inquilinos que habían estado las últimas tres semanas, en el día que se marchaban, cargaban una estación de carga que habían instalado en el jardín para recargar su coche eléctrico, además de 10 ordenadores.
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La mujer desesperada por intentar saber cómo había subido tanto la factura de la luz, ya que en su casa solo había electrodomésticos básicos, intentó de todas las maneras ponerse en contacto con los inquilinos, y después de varios intentos lo consiguió.
Estos le reconocieron que habían usado el tiempo que estuvieron hospedados en minar criptomonedas, que como es bien sabido, requiere un altísimo consumo eléctrico para que los ordenadores estén minando sin parar. Lo más curioso de todo, es que los inquilinos estuvieron abiertos a pagarle la factura de la luz, alegando que en ese tiempo habían ganado 100.000 dólares, algo que por motivos de potencia de los ordenadores y el tiempo, parece imposible, pero aun así la propietaria asegura que le pagaron.
Para asegurarse de que esto no le volviera a ocurrir, decidió imponer dos nuevas normas en su casa de Airbnb, la primera, prohibido minar criptomonedas en el alojamiento, al igual que también prohibió la instalación de estaciones de cargas para vehículos eléctricos.