
El consejo de administración de Indra decidió el pasado lunes iniciar el proceso de venta de Minsait Payment, la filial de pagos de la subsidiaria tecnológica de la compañía. Según anticipó la multinacional en el comunicado compartido por la CNMV, la empresa ya dispone de "distintas opciones" sobre la mesa. Por lo tanto, a partir de ahora se abre un periodo para aterrizar las posibles muestras de interés vinculantes, con precios que rondarán los 600 millones de euros. Lo siguiente será iniciar el proceso de Due Diligence, donde Indra mostrará las tripas contables de su pujante negocio de pago. Lo que se desconoce es el porcentaje que se pondrá en el escaparate y, por tanto, los ingresos extraordinarios que el grupo presidido por Marc Murtra obtendrá por la desinversión en ciernes.
Fuentes del mercado estiman que podría colocarse un 30% de Minsait Payment antes de fin de año, equivalente a 180 millones de euros, para intentar vender entre el 40% y el 70% restante en el medio plazo, con otros 240 millones o 420 millones de euros adicionales en el horizonte. En cualquier caso, lo inmediato ahora será que algún 'private equity' juzgue interesante invertir en una sociedad donde, a priori, se seguirá consolidando en las cuentas de Indra y cuyo futuro accionista carecerá de capacidad de gestión.Una vez planteadas las referidas preguntas también surgen nuevos interrogantes.
¿Qué pasará cuando Indra ponga en venta Minsait sin Payment en el paquete? A los 2.000 millones de euros que inicialmente puede valorarse la filial tecnológica de Indra se reduciría en 600 millones sin Payment. Es decir, la tasación de la filial tecnológica rondaría los 1.400 millones de euros. Pero aún hay más ejercicios pendientes de aritmética básica.
A los referidos 1.400 millones también se debe descontar la valoración del negocio de procesos electorales, que en ningún caso se pondrán a la venta. Hay dos motivos de peso: primero, porque es una actividad estratégica para el Gobierno; y segundo, porque el margen comercial resulta extraordinariamente rentable para sus actuales dueños.
Ese negocio de recuento de votos en un mundo cada vez más convocado por las urnas puede cotizarse en 300 millones de euros. De esa forma, los ingresos de una eventual venta de Minsait sin Payment y sin los procesos electorales se cifrarían en 1.100 millones de euros. Ese botín ayudará al grupo español a convertirse en el campeón de la defensa, una figura que tanta falta hace y cuya estrategia se antoja muy oportuna ante la inestabilidad bélica de nuestros días.
El mercado también se interesa por conocer la suerte de Indra, posiblemente descabalgada del Ibex, en el supuesto de que no realice adquisiciones y prospere la venta de Minsait, filial que el año pasado aportó más de la mitad de la cifra de negocio de la compañía, con 2.798 millones de euros, frente a los 4.343 millones de euros que facturó Indra en 2023, así como el 48% del beneficio bruto de explotación (ebitda), es decir, 214 millones de euros sobre un total de 446 millones.
Otra cuestión diferente será analizar si la recaudación por las desinversiones propuestas se debe o no destinar en objetivos como Hispasat. El Gobierno es el principal accionista de la empresa, a través de la Sepi, con casi el 28% del capital, y sus intereses no tienen que coincidir necesariamente con los del resto de los accionistas.
El Ejecutivo que lidera Pedro Sánchez puede promover la compra de Hispasat para que Indra gane posiciones en las comunicaciones y el negocio aeroespacial. Sin embargo, el resto del capital de Indra posiblemente tuerza el gesto ante esa posibilidad.