
Jonathan (Jony) Ive, posiblemente el diseñador tecnológico más cotizado del mundo, sorprendió a propios y extraños con su salida de Cupertino poco antes de la pandemia. Durante este tiempo, el ingeniero británico, ex jefe de diseño de Apple y padre de criaturas como el iPod, Mac, iPad, Apple Watch y el iPhone, se ha volcado en su propia empresa, LoveFrom. Entre otros encargos, Ive ha dedicado últimamente su talento para remozar el volante de los futuros Ferrari, prestigiar la casa de subastas Christie's y cambiar los iconos de Airbnb. Pero lo último y más llamativo de su agenda es un proyecto con OpenAi del que apenas existen detalles. No obstante, todo lo que pueda salir del cuaderno de bocetos de Ive merece la consideración de la industria y, mucho más, cuando su nuevo paradero es el mismo que ha dado a luz a la revolucionaria saga de ChatGPT, ahora capaz de superar en persuasión al cerebro humano.
Tras la habitual rumorología que acompaña a este tipo de perfiles, Ive ha reconocido que su equipo -con talentos procedentes de Apple- está trabajando con Sam Altman, CEO de OpenAI, en un dispositivo capaz de aprovechar el poder de la Inteligencia Artificial. Fuentes del sector apuestan de que se trata de un soporte que romperá todos los moldes, generador de una experiencia informática insólita en el mercado.
La misma persona que hizo posible el sueño de Steve Jobs, añorado fundador de Apple, al diseñar un móvil todo pantalla táctil y sin botones ahora comienza a cautivar a grandes inversores dispuestos a participar en las rondas de financiación que demande el genio. Es el caso de Softbank, dispuesto a subirse al carro de Ive, en su empeño por sumar los primeros mil millones de dólares antes de finales de año con los que empezar a dar forma al enigmático prodigio. También apoyan al genio la empresa Emerson Collective, fundada por Laurene Powell Jobs -viuda de Steve Jobs- y por Thrive Capital, firma de capital riesgo con sólidas conexiones con OpenAi.
En una entrevista para el periódico 'The New York Times', el diseñador ha indicado que uno de los edificios de oficinas de Love From, en el corazón de San Francisco, se destina para el desarrollo de un dispositivo de inteligencia artificial en alianza con OpenAI. El 'flechazo creativo' entre Ive y Altman de produjo en un restaurante de una estrella Michelín, cuando ambos coincidieron en la necesidad de "crear un nuevo dispositivo informático ya que la tecnología podía hacer más por los usuarios que el software tradicional, ya que sería capaz de de resumir y priorizar mensajes, así como identificar y nombrar objetos, como plantas, o atender solicitudes complejas como reservar viajes".
A esa primera cena sucedieron otras muchas para dar forma a un proyecto en el que trabaja una decena de profesionales y cuyo misterio trae de cabeza a otros muchos inversores que no quieren quedarse fuera de la fiesta.
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