Empresas y finanzas

Steve Jobs: un empresario que cambió el mundo

Europa se despertó con la muerte de Steve Jobs, fundador de Apple y responsable directo del desarrollo de la sociedad de la información que ahora se disfruta en buena parte del planeta.

Un cáncer de páncreas que le anduvo apagando durante los últimos siete años acabó finalmente con su vida la pasada madrugada. Toda su fuerza interior y todo el dinero que hiciera falta en médicos, hospitales y tratamientos no bastaron para que Jobs pudiera cumplir 57 años.

Cuentan quienes le conocen bien que el jefe seguía mandando emails a sus colaboradores más directos desde la cama, precisamente con el iPad que el mismo creó contra la opinión dominante. En ellos seguía cuidando los detalles, sugiriendo mejoras y alumbrando posiblemente sus últimas genialidades.

Cambió el mundo con el iPhone

Jobs se propuso cambiar el mundo y lo consiguió. Quizá no lo logró con el Mac, pero sí lo hizo con el iPhone. El visionario estadounidense cambió las reglas del juego tecnológico para que millones de personas pudieran meterse Internet en el bolsillo de la forma más amable, cómoda y divertida.

Es cierto que otras compañías también hicieron lo propio mucho antes que Apple, pero ninguna de ellas tuvo la ascendencia y capacidad de contagio de la firma de Cupertino. Según cifras de la propia compañía desveladas el pasado martes, más de 90 millones de personas son usuarios del iPhone, un dispositivo siempre conectado con el infinito conocimiento que habita en la Red.

La historia de Jobs y de Apple es conocida en los colegios americanos. Es uno de sus héroes. Todos saben que comenzó en un garaje en Palo Alto (California), como tantos otros, y que tuvo que vender su furgoneta y su calculadora científica para poder invertirlos en su propia empresa, de la mano de su amigo y tocayo Wozniak.

Creó el "Club de los ordenadores hechos en casa" con aquellos 1.300 dólares de 1976, cifra que ahora se han multiplicado hasta los 350.987 millones de dólares del momento, lo que sitúa a la firma de la manzana como la más valiosa del mundo por capitalización bursátil.

Los asistentes en la presentación del iPhone 4S, tanto en San Francisco como en Londres (a través de circuito cerrado de televisión), apenas confiaban en que Jobs tuviera alguna reaparición para regalarle un nuevo aplauso. Los directivos de la firma trataban el asunto con la delicadeza y respeto que merece una persona que pelea denodadamente por una salud prendida de un hilo.

En enero de 2009, cuando Jobs se tomó el primer permiso médico, para recuperarse de un trasplante de hígado, Tim Cook asumió el mando de la nave, dirección que no soltó incluso cuando Jobs se reincorporó para anunciar el lanzamiento del iPad. A finales del pasado agosto, Jobs asumió que era el momento ceder públicamente un relevo que en la intimidad ya había delegado dos años antes.

Apple lo comunicó de forma tan satisfactoria que los mercados lo entendieron y los títulos apenas se resintieron. La velocidad de crucero de la compañía ya estaba en marcha y la figura del fundador al frente, por muy querida que su presencia fuera, ya no afectaba a la marcha de los negocios. El iPhone 4S quedará como recuerdo vivo de la última creación de Jobs, pero la semilla de su talento sigue creciendo vigorosa en Cupertino, con raíces y ramas que se extienden felices por todo el mundo.

El mundo digital realiza en estos momentos sus particulares homenajes al padre del Mac, iPod, iPhone e iPad, entre otros. Pero entre todos los recuerdos destaca particularmente el discurso que Jobs protagonizó ante un grupo de estudiantes de la Universidad de Stanford, donde se desnudó y dejó algunos de los mensajes universales: "Aprovecha cada minuto de tu vida".

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