Tecnología

EEUU quiere el as nipón: Biden tiene cerca el acuerdo con Japón para vencer a China en la guerra de los chips

Oblea de silicio. iStock

La capacidad de China para eludir las restricciones occidentales al acceso de tecnología necesaria para fabricar chips de última generación han empujado a la Casa Blanca a mover ficha. La Administración Biden quiere reforzar su estrategia en la guerra comercial con Pekín antes de las elecciones presidenciales de noviembre, y para ello está negociando con aliados clave en el mercado de semiconductores. Así, si bien Corea del Sur se ha resistido, por el momento, a seguir a pies juntillas la hoja de ruta de EEUU, Países Bajos ha accedido a restringir el acceso de China al equipamiento de ASML. Tras este éxito, Washington está cerca de conseguir que Tokio aplique restricciones sobre Pekín, aunque las autoridades niponas temen una respuesta por parte del gobierno de Xi Jinping.

EEUU y Japón están cerca de alcanzar un acuerdo para reforzar las restricciones a la exportación hacia China de tecnología necesaria para fabricar chips de última generación. El objetivo de Washington es conseguir que las autoridades niponas restrinjan las ventas de su potente sector de semiconductores, dominante en la fabricación de varios compuestos usados en la fabricación de procesadores. Entre ellos destaca el mercado de fotorresistencias cuya cuota de mercado en manos japonesas es superior al 70%.

Concretamente, las fotorresistencias son necesarias para el funcionamiento de las máquinas de litografía de ASML, herramientas clave en la fabricación de chips de última generación y que son objeto de los planes de Países Bajos para impedir el desarrollo tecnológico de China. De esta forma, si EEUU logra acordar con Japón un régimen restricciones a las exportaciones de este tipo de materiales, Washington apuntalaría un muro de sanciones que Pekín ha logrado saltar en numerosas ocasiones, incluso mediante el uso del tráfico de chips. Sin embargo, en Tokio no están convencidos del todo ya que temen que Pekín responda mediante el bloqueo a las exportaciones de materiales críticos, necesarios para la elaboración de chips.

La preocupación nipona es enorme, ya que la dependencia de las tierras raras chinas por parte de Japón es del 60%. Aun así, las prisas en la Casa Blanca aumentan conforme se acercan las elecciones presidenciales de noviembre. Ante la falta de certezas de una victoria demócrata en los comicios, la Administración Biden quiere tener listo el fortalecimiento de su estrategia contra China en la pugna tecnológica librada por ambas potencias. Para lograrlo, ha endurecido el tono con sus propios aliados, amenazándoles de forma velada con la aplicación de medidas unilaterales como la regla FDPR (Regla del Producto Directo Extranjero, en castellano). Esta norma permite a Washington vetar la venta de cualquier producto que pueda poseer la más pequeña pieza originaria en EEUU, incluyendo aquellos fabricados en el extranjero.

La aspereza en las negociaciones ha sido confirmada por algunos de sus participantes. Algunos de ellos aseguraron en conversaciones con Financial Times que Gina Raimondo, Secretaria de Comercio, y Rahm Emanuel, embajador estadounidense en Japón, interpretaron los papeles de "poli malo" y "poli muy malo" en las negociaciones.

Por otro lado, esta situación está dejando en Japón un sentimiento de sorpresa y contrariedad, ya que este incremento de la presión por parte de EEUU se produce en el mismo momento en el que la Casa Blanca prevé vetar la compra de US Steel por Nippon Steel. Las condiciones planteadas por Washington parecen dejar pocas alternativas a Tokio, cuyo plan para volver a reinar en la industria de chips pasa, a su vez, por la colaboración con norteamericanas. Así, IBM acordó colaborar con Rapidus Corporation en la fabricación de chips avanzados de 2 nanómetros.

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