
Queramos o no, es innegable que en nuetsros hogares hay cada vez más dispositivos electrónicos inteligentes. Ya no son móviles u ordenadores, sino que ahora las televisiones, los frigoríficos, las alarmas e incluso las bombillas tienen sistemas mucho más complejos que les permiten hacer y controlar muchos más aspectos que antes.
Y mientras que todos ellos se diseñan con intención de ofrecer más utilidades al usuario y de facilitar su vida, hay un aspecto negativo de que estos aparatos sean cada vez más inteligentes, y es que cada vez son más susceptibles de sufrir un ciberataque.
Para que no tengas que aprenderlo por las malas, es decir, sufriendo tu mismo que alguien infecte con un malware cualquiera de tus dispositivos, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado una prueba a 17 aparatos electrónicos que la gran mayoría de hogares tienen para ponerlos a prueba y demostrar los potenciales peligros.
Juguetes conectados, dispositivos conectados via wifi, sistemas de domótica o las alarmas son algunos de los ejemplos del experimento que tuvo varias fases. La primera, por parte de los expertos que actuaban como hackers, fue investigar qué información había ya disponible sobre las vulnerabilidades de todos los productos, para luego hackear las conexiones y reprogramar con malware estos equipos.
Existen muchas vulnerabilidades
Tras llevar a cabo esta fase de detección e infección de los dispositivos, descubrieron hasta 61 vulnerabilidades, 12 de ellas críticas (graves o muy graves) porque suponen un riesgo alto para la seguridad o privacidad de los usuarios.
Las más preocupantes se encontraron en cámaras de vídeo vigilancia, cerraduras electrónicas y dispositivos portátiles (smartphones, smarwatches y tablets infantiles).
¿Qué fallos encontraron?
Entre las vulnerabilidades más comunes, el equipo de investigación detectó que más de la mitad de los dispositivos aceptaban contraseñas débiles tipo '123456' o que la seguridad de los sistemas de comunicación entre dispositivos era muy débil y se interceptaba con mucha facilidad.
Muchos dispositivos eran extremadamente vulnerables cuando no tenían la última actualización disponible lo que hacía que con unos conocimientos técnicos mínimos estos equipos podían desmontarse y manipularse fácilmente.
¿Quiénes son los responsables?
El dedo acusador puede apuntar hacia todas las partes, por un lado, los fabricantes deben producir dispositivos más seguros y ofrecer actualizaciones más a menudo. A su vez, las tiendas deben de responsabilizarse de los problemas de seguridad de los productos que venden.
La administración debe aumentar el número de controles de ciberseguridad y se impongan sanciones ejemplares a los fabricantes que no cumplan. Y por último los usuarios, son los responsables de limitar las vulnerabilidades de sus dispositivos y su hogar.