
Las disputas entre vecinos es algo muy común, y sobre todo cuando el de al lado se compra algo nuevo que el otro no tiene, haciendo que las envidias florezcan. Y mientras hay veces que con hablarlo se soluciona hay otros que prefieren tomar medidas más extremas como podría ser pegarse, romperle lo nuevo o incluso robárselo.
En el caso de Sudáfrica, la mayoría de las personas están apostando por lo último, y es que como acabamos de saber el país africano está sufriendo un importante auge de robos, en concreto en el hurto de placas solares.
Las placas solares son sin duda una de las fuentes de energía renovable que más futuro tienen en algunos países, ya que, en algunos continentes como en África este elemento se podría convertir en el principal surtidor de energía debido a las características soleadas de esta región.
Es por ello que, en muchos países de este continente, como podría ser Sudáfrica, cientos de ciudadanos han decidido instalar placas solares en sus casas, con el objetivo de ser energéticamente suficientes a la vez que contribuyen a la preservación de la naturaleza.
Como ha señalado Theo de Jager, director ejecutivo de la Iniciativa Agrícola de África Austral (SAAI) durante una entrevista, las importaciones de placas solares y baterías ha pegado un enorme boom y en tan solo el primer trimestre de 2023 han adquirido cinco veces más materiales que en todo el año pasado junto.
No obstante, los propios ciudadanos se han encontrado con un problema recurrente (y no es el alto coste de los productos y de su instalación) sino que hay una "epidemia" de robos de estas placas solares.
"En las últimas semanas hemos recibido denuncias de robos de paneles solares en viviendas, normalmente durante el día, mientras los propietarios están trabajando", explica de Jager "Como los delincuentes siguen cambiando y modificando sus pautas y su comportamiento, es esencial que los propietarios se mantengan al día de las tendencias y de las mejores formas de asegurar sus casas".
Esta solución ha sido pedir a los fabricantes de estas placas que parezcan que están rotos o que tengas taras visibles para que los delincuentes busquen otras en buen estado. Es por ello que antes de enviárselas a los clientes sudafricanos, los fabricantes les quitan una esquina, agrietan o pican el cristal para que parezca deteriorado.
No hay dudas de que es una solución bastante ocurrente, a la vez de cómica, y que las autoridades de Sudáfrica tienen que hacer algo para proteger la propiedad de estos ciudadanos que están tratando de limitar su dependencia a compañías energéticas a la vez que luchan por un planeta más verde.