Tecnología

Arkadia enciende sus motores de satélites con 3 contratos con la Agencia Espacial Europea

  • Espera tener listo su primer propulsor a finales de este año
  • Su plan de negocio prevé superar los 100 millones de euros en 2030
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La empresa valenciana Arkadia Space formada hace tres años calienta motores para estrenar el que será su primer propulsor de satélites espaciales con combustible ecológico a finales de año y que empiece a volar a principios de 2024. Para llegar a esa meta la compañía ya ha conseguido sus tres primeros contratos con la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), por más de medio millón de euros.

La startup española está desarrollando trabajos para nuevos prototipos y el uso de un combustible basado en el peróxido de hidrógeno, una alternativa a la hidracina, la principal energía que utilizan el 98% de los vehículos espaciales que además de un fuerte impacto medioambiental también resulta tóxico, según explica su cofundador y CEO, Francho García.

Precisamente el uso de ese combustible, por la que apuesta la propia ESA, permite a los motores que desarrolla Arkadia en el aeropuerto de Castellón conseguir ahorros de hasta el 60% en los costes, una de las grandes bazas con las que la firma valenciana espera poder hacerse con un mercado en fuerte crecimiento, que prevé que en 2030 se lancen más de 1.700 satélites.

Los cuatro fundadores de Arkadia proceden de otra firma aeroespacial emergente, PLD Space, que está a punto de lanzar el primer cohete espacial español. "Detectamos que había un nicho de mercado desatendido en la industria espacial: el de los motores de los satélites para maniobrar y situarse una vez ya se han transportado al espacio", comenta su CEO.

Sinergias con la cerámica

Otra de las claves para rebajar costes es la apuesta por materiales que hasta ahora no se utilizan en eso motores, como la cerámica, frente a las aleaciones actuales. "No es una cerámica común como la que producen las fábricas de Castellón, sino unas cerámicas técnicas que permiten reducir el coste del principal componente de un motor, que es la cámara de combustión donde se expanden los gases a 1.600-1.700 grados". Un material que aún no se fabrica en España, pero en cuyo desarrollo ya trabaja el Instituto Tecnológico de Cerámica (ITC) para que pueda ser una alternativa que también permitiría suministrar a otros componentes, como para sustituir al titanio en la fabricación de las turbinas de los aviones.

"Una de las bases para poder ofrecer un precio competitivo es poder contar con toda la cadena de valor cercana", señala Francho. De hecho, la apuesta de la empresa no es sólo diseñar y probar sus motores en el aeropuerto de Castellón, sino también desarrollar una futura planta industrial "aunque aún estamos en una fase de I+D".

La empresa ya ha conseguido 1,6 millones de euros de financiación, tanto privada como pública y fue premiada como la startup más innovadora de la Comunidad Valenciana en los Premios EmprendeXXI. La empresa también está trabajando para cerrar en los próximos meses una nueva ronda. "Sólo el mercado de la propulsión orbital supone varios billones de dólares", señala el CEO de Arkadia. Según su plan de negocio, la firma aspira despegar por encima de los 100 millones de euros en 2030.

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