Tecnología

Los tuiteros huyen de Elon Musk para refugiarse en Mastodon, la red social más grande del Fediverso

  • La nueva plataforma emplea una tecnología abierta, amigable e independiente
  • El Fediverso tiene 10.000 dueños, tantos como servidores conectados

Algo grande y poderoso está creciendo estos días en la web con el nombre Mastodon, conocido como Masto entre sus amigos. Tras más de seis años de presencia casi testimonial en Internet, el servicio se ha convertido súbitamente en un fenómeno de masas al perfilarse como una alternativa convincente al Twitter que ahora se tambalea. Más que mérito suyo, el éxito viene regalado por la implosión que sufre la red social de Elon Musk.

El magnate parece empeñado en desprestigiar y convulsionar la herramienta de comunicación global, al tiempo que espanta a 258 millones de usuarios cada vez más desconcertados. Muchos de ellos buscan otro sitio para sus mensajes, reflexiones y comentarios y en su fuga se han cruzado con el Fediverso, personificado en primera instancia en Mastodon. Esta última es la red social federada con más usuarios del mundo, donde sus casi 6 millones de cuentas (3,6 millones activas, según datos del pasado 20 de noviembre) pueden descubrir la red de microblogging que se adapte a sus gustos. No se puede entender Mastodon sin el Fediverso, también conocido como Fedi, que viene a ser un universo federado de redes sociales que actualmente suma 7,45 millones de usuarios, con casi cuatro millones de cuentas activas.

El referido Fediverso, con sus servidores locales e independientes federados, permite a los usuarios interactuar libremente entre sí como si estuvieran en una sola red social, es decir, como si aquello fuera Twitter o Facebook, pero sin Elon Musk ni Mark Zuckerberg moviendo los hilos. En su caso, el Fediverso funciona sobre el estándar técnico ActivityPub, con 10.000 nodos funcionando como si fuera uno solo. Tras las bambalinas de cada servidor aparecen voluntarios que trabajan de forma altruista, sin anunciantes ni firmas de capital riesgo. El tinglado se financia con microdonaciones de los usuarios, sin más interés que el de mantener operativo el invento y de dimensionarse para el crecimiento.

Al contrario que las redes sociales que comandan el Nasdaq, las plataformas del Fediverso no están en venta. Huérfano de algoritmos y de publicidad, cada internauta puede seguir a quien quiera y recibir sus publicaciones en orden cronológico. No existe límite de caracteres, se pueden editar los mensajes ya enviados y también admite fotos, vídeos, animaciones, canciones y otros contenidos en formato digital.

Con semejantes premisas, cualquier empresa que tenga interés en alimentar la conversación social podría unirse al Fediverso con su propio servidor o instancia, pero sin ambiciones de controlar al resto de los nodos que forman parte del ecosistema. Por todo lo anterior, a los usuarios les resulta más fácil compartir mensajes y descubrir nuevos seguidores dentro de la propia instancia que en otras ajenas, lo que supone un incentivo que favorece la especialización temática. Asimismo, la plataforma federada también ofrece la posibilidad de gestionar la audiencia sin intermediarios sin más control que el de cada servidor descentralizado quiera proponer. Así, cada uno de los nodos establece sus propias reglas que se aplican de forma local y no de forma universal, como sucede con las redes sociales convencionales.

Las normas son más flexibles y al gusto de los diferentes grupos de personas que participan, por lo que los usuarios que no compartan esas directrices pueden salir en silencio y buscar un servidor (o instancia) que se acomode mejor a sus principios. Que no exista un control central no significa que las malas prácticas puedan circular libremente, sin espacio para comentarios xenófobos, violentos o denigrantes. "Las instancias son como tu piso; que te dejen entrar en la instancia de alguien es un privilegio, no un derecho", explican fuentes del Fediverso.

Los expertos en el asunto destacan el valor de un sistema descentralizado, donde cada servidor atesora absoluta independencia para actuar con otras entidades y crear una red social global. También se caracteriza por el uso del código abierto y gratuito, que incorpora mejoras de la comunidad. Dicho software libre está desarrollado por organizaciones sin ánimo de lucro, cuya resiliencia y prosperidad depende del apoyo público. Los derechos de autor están licenciados para que nadie pueda apropiarse de ellos. "Creemos en su derecho a usar, copiar, estudiar y cambiar Mastodon como usted considere oportuno y nos beneficiamos de las contribuciones de la comunidad", explican.

Las microcompañías del Fediverso ni cotizan en bolsa ni están a la venta, donde la soberanía de los datos reside en los usuarios sin mercadeo para usos publicitarios. La gran fortaleza del sistema es su interoperabilidad, ya que basta una cuenta para obtener acceso "a todo un universo de aplicaciones sociales", explican desde Mastodon.

¿Cómo funciona?

La manera más directa de unirse a la comunidad consiste en instalar la app oficial de mastodon, por ejemplo (disponible en iOS y Android), y elegir un servidor cuyo ideario o temática coincida con los intereses del internauta. Antes de darse de alta hay que aceptar los compromisos específicos del propietario del servidor y las normas que allí existan. Una vez dentro del Fediverso, el usuario puede mudarse de servidor o utilizar aplicaciones de otros fediversos. Hace falta un número de teléfono con una tarjeta SIM y basta una cuenta en uno de los servidores de Fedi para acceder al resto, porque todos los nodos se entienden e interoperan entre sí. Una vez acogido por alguna instancia, el usuario puede hacer prácticamente lo mismo que realizaba con Twitter, incluida la posibilidad de viralizar sus contenidos en el caso de que la comunidad realmente lo considere digno de compartir.

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