Tras un extenso periodo de grave escasez de microchips y mientras el mundo observa el nivel que puede alcanzar la escalada de tensión entre China y EEUU a raíz de la visita de la presidenta del Congreso estadounidense, Nancy Pelosi, a Taiwán -uno de los principales fabricantes de chips-, el crecimiento de las ventas mundiales de semiconductores lleva seis meses consecutivos experimentando una desaceleración.
En los últimos años, los microchips han ido adquiriendo cada vez más relevancia por ser elementos esenciales en la fabricación de los coches eléctricos, los teléfonos móviles y otros dispositivos. Una importancia que se vio aún más incrementada a raíz de la pandemia -con los consumidores destinando el dinero ahorrado durante el confinamiento a la compra de bienes- y la puesta en marcha por parte de los gobiernos de la transición hacia economía cero emisiones.
Pese a esto, el crecimiento de las ventas se está desacelerando. Una de las principales causas es la disminución de la demanda de los consumidores debido al actual escenario inflacionista y a la incertidumbre económica. Otro de los motivos es la ralentización de la economía en China a consecuencia de su política Cero-Covid.
Como resultados, la producción de semiconductores por parte de dos de los grandes actores del sector -Corea del Sur y Taiwán- también muestran signos de desaceleración. En el caso de Corea del Sur, el crecimiento de las exportaciones del mayor productor de chips de memoria del mundo bajó en julio al 2,1% desde el 10,7% del mes anterior, lo que supone el cuarto mes consecutivo de ralentización.
Por su parte, la fabricación en Taiwán se contrajo en junio y julio, al mismo tiempo cayó en picado la producción y la demanda. Los nuevos pedidos de exportación son los que experimentaron una mayor caída, según publica Bloomberg.
Por todo ello, los analistas de Evercore ISI han modificado su previsión de ingresos para los semiconductores en 2022. Mientras que antes preveían que rondaría el 17%, ahora esperan un aumento del 11%. De cara a 2023, creen que caerá un 5% desde los 615.000 millones de dólares de base que han calculado para este año.
Las tensiones no frenan la inversión en China
Cabe destacar que la escalada de tensión entre China y EEUU no parece estar teniendo un efecto negativo en el interés de los inversores por los fabricantes de semiconductores chinos. Es más, el precio de las acciones de las mayores compañías chinas del sector aumentó un 7% el viernes, lo que supone la mayor subida desde 2020. En cambio, la visita de Pelosi ha dejado caídas del 4% en 5 días en las firmas de chips de Taiwán.
Este interés creciente se debe a que los inversores consideran que dicho enfrentamiento puede estimular el avance del sector de los microchips en el país asiático, según publica Fortune.
Desde 2015, China ha invertido miles de millones para reforzar su capacidad de fabricación de chips y alcanzar una autosuficiencia del 70% para 2025. Por el momento, el país sigue importando semiconductores por valor de más de 300.000 millones de dólares al año.