
El regulador británico, Competition & Markets Authority (CMA), ha abierto este miércoles una investigación por la adquisición de Microsoft a Activision Blizzard. Se trata de la mayor compra en la industria de los videojuegos: 68.700 millones de dólares.
La CMA va a examinar si la transacción cumple con todas las reglas de competencia, por lo que ha decidido abrir la investigación, ha detallado el organismo en un breve comunicado. La CNMC británica ha explicado que el proceso comienza mañana con carácter oficial, 7 de julio, un día después de ser anunciado.
El organismo tiene de plazo hasta el 1 de septiembre para anunciar una decisión y, en esa fecha, podría abrir una segunda fase de la investigación. Si llegara a aprobarse la compra, el mercado estaría ante la mayor operación del sector.
Microsoft ofreció a Activision Blizzard 95 dólares por acción. Este título ha cerrado la última sesión bursátil en los 79 dólares. Y, en lo que va de año hasta hoy, la firma se ha revalorizado un 17%.
La desarrolladora de videojuegos cuenta con títulos como Call of Duty, World of Warcraft o Candy Crush. Al anunciar la compra, Microsoft explicó que la industria de los videojuegos es la forma de entretenimiento que más y a mayor velocidad crece en el mundo, con 3.000 millones de jugadores a nivel global.
El gigante tecnológico aspira a incluir los videojuegos de Activision Blizzard en su Game Pass, la suscripción para jugadores de la Xbox, la consola de la casa -competidora de la PlayStation de Sony-.
Microsoft no ha sido el único en mover ficha
Microsoft no ha sido el único en mover ficha
En los últimos meses no solo ha movido ficha Microsoft, sino que han proliferado este tipo de operaciones. Sony anunció la compra de la desarrolladora Bungie por 3.600 millones de dólares. Take-Two hizo lo propio con Zynga por 12.700 millones de dólares. Y Unity adquirió Weta, el estudio del Señor de los Anillos, por 1.630 millones de dólares.
Las firmas con presencia en el negocio de los videojuegos buscan oportunidades en sus competidores para hacerse con sus jugadores y para tener la capacidad suficiente de desarrollar títulos que convenzan, ya que la industria evoluciona muy rápido.
Es en este contexto en el que se produce la compra de Microsoft y en el que la CMA examinará si la operación perjudicará la competencia, provocará un aumento de los precios o si reducirá las opciones de elección para los consumidores. A principios de año, la tecnológica de Redmond esperaba que la transacción pudiera cerrarse en el ejercicio fiscal 2023. De momento, esa posibilidad está en manos de los reguladores.