Tecnología

Zuckerberg tiene seis meses para decidir si readmite a Trump en Facebook

  • El expresidente de EEUU podría hasta destrozar Facebook desde la red social si se lo permiten
Mark Zuckerberg, fundador de Facebook.

Donald Trump usó Facebook para llegar a la Casa Blanca en 2016 y se saltó sus normas muchas veces. Antes de que la toma del Capitolio se convirtiera en la gota que colmó el vaso de la paciencia de Facebook, el expresidente desafió a los ejecutivos a que lo castigaran por eso. Y cuando por fin lo hicieron, el peso del partido republicano y de los millones de seguidores del Trump se ensañaron con Zuckerberg y le acusaron de censura por motivos políticos. Pero no solo le llegaron palos por la derecha: demócratas y defensores de derechos civiles saltaron enseguida, unos, en defensa de la sagrada libertad de expresión, y otros, denunciando que la continuidad de Trump significaba propagar el discurso de odio.

Cuando Facebook puso sobre la mesa el dilema de las cuentas de Trump, suspendidas por publicar informaciones falsas, encendió una mecha que arde y no sabemos dónde termina. El director ejecutivo de la empresa intentó quitarse el problema pasando la pelota al Consejo Asesor de Contenidos de Facebook, panel de 20 expertos encargado de emitir una decisión en materia de contenidos. El magnate creyó que con esta decisión evitaría tener que mojarse sobre si su compañía mantendrá su veto al expresidente, o a otras personas que, supuestamente, no digan la verdad en sus publicaciones, sin duda, una de las decisiones más complicadas de Facebook en sus 17 años de historia: decidir qué hacer con el expresidente de Estados Unidos Donald Trump, y lo que ello conlleva.

Pero meses después, el boomerang se ha vuelto contra el propio Zuckerberg y los 20 abogados, académicos y expolíticos no tienen un veredicto a favor o en contra de esta cuestión y lo que le han dicho es esto: "Zuckerberg, este es tu problema". Desde el punto de vista técnico, el consejo confirmó la decisión de Facebook de restringir las publicaciones de Trump en Facebook e Instagram después de la toma del Capitolio el 6 de enero, una rebelión que fue alimentada por las mentiras de Trump sobre las supuestas trampas electorales de los demócratas, ataques para los que el expresidente no aportó prueba alguna, pero que fueron ampliamente difundidas en sus cuentas de redes sociales.

El problema del jefe

Los expertos a Facebook no solo no han resuelto el problema, sino que acusan directamente a su jefe de "eludir sus responsabilidades" al imponerle a Trump una "sanción indeterminada y una suspensión indefinida" y en lugar de tomar una decisión definitiva sobre la posibilidad de volverlo a admitir, suspenderlo por un periodo finito o prohibirle el acceso de manera permanente. Pero es que además el consejo le ha puesto plazo a Zuckerberg y exige a Facebook que tome una decisión sobre las cuentas de Trump y emita un veredicto final en un plazo que no exceda los seis meses.

Según han publicado medios como The New York Times, hay preocupación de empleados de Facebook debido al Trumpgate, porque temen que pronto les obliguen a readmitir al expresidente, que podría utilizar la propia plataforma para destrozarla.

Zuckerberg y sus principales ejecutivos de Facebook se han esforzado públicamente para dejar claro que el consejo tendría toda la independencia para decidir e incluso penalizar a los infractores. La compañía se comprometió asimismo a que la financiación del consejo se realizara a través de un fideicomiso independiente en materia jurídica, y a acatar sus decisiones.

Con todo, hay muchos escépticos que ven el órgano como una fachada. Los argumentos son que los integrantes al fin y al cabo fueron seleccionados por Facebook y que, sea como sea, sus miembros cobran (y mucho) de la empresa. También aducen que su capacidad de decisión estaría limitada y se duda de que sus decisiones sean siempre vinculantes. Por otra parte, ante el supuesto de que Zuckerberg decidiera ignorar las decisiones del consejo, legalmente nada podría impedírselo, aunque le supusiera, eso sí, una crisis de imagen o protestas de algunos millones de usuarios, o sea, de clientes.

El magnate se debate entre doblegarse a la libertad de expresión o decidir qué pueden o no publicar los 2.700 millones de usuarios de la plataforma

Por simplificar, el Consejo de Supervisión carecería de garantías en cuanto a sus poderes de supervisión y, sin embargo, tendría que asumir las responsabilidades legales de sus decisiones. Hay ya precedentes en los que la junta ha anulado las decisiones de Facebook, que ha revisado y la empresa las ha rechazado.

El Covid y las llamadas teorías conspiratorias son un ejemplo reciente: en febrero, Facebook rechazó una petición de los consejeros para que la compañía fuera más laxa a la hora de censurar usuarios que opinaban en contra de expertos sanitarios, como la utilización de la hidroxicloroquina y azitromicina para tratar el virus.

Facebook no estuvo de acuerdo con la evaluación de la junta de supervisión y, cuando el consejo indicó que se debían permitir esas opiniones (disparates no respaldados por científicos), argumentando que esas publicaciones no creaban un riesgo inminente de daño, respondió que las censuraría.

Hace una semana, la compañía emitió un comunicado explicando su "satisfacción" porque el consejo justificara la medida excepcional que se tomó ante una situación "sin precedentes". Pero lo cierto es que la negativa del consejo a resolver la cuestión del futuro de Trump en Facebook es considerado como un soberano revés contra Zuckerberg, que tendrá que resolver el debate entre la libertad de expresión o decidir lo que pueden y no pueden publicar los 2.700 millones de usuarios de Facebook. ¿Cuántos árbitros tendrá que contratar para enfrentarse a ese trabajo?

Cuando Zuckerberg propuso por primera vez la idea de esa especie de corte Suprema de Facebook la planteó sin duda con la intención de que la gobernanza Facebook pareciera más democrática, al ponerla en manos de una especie de parlamento privado, un órgano independiente de expertos en la materia con plenas facultades para decidir qué está bien y qué está mal, e incluso actuar como instancia contra la que los usuarios podrían apelar en caso de no estar de acuerdo. "Cualquier sistema democrático que funcione bien, tiene que contar con un sistema de apelaciones", dijo el propio Zuckerberg a un reputado bloguero de The Washington Post.

Zuckerberg detesta que su imagen sea la de juez supremo (y dictatorial), no sometido a ningún control por encima de él. De ahí que el magnate esté obsesionado con "tener en nómina" más que a una corte, a un consejo que asuma la inmensa responsabilidad de tomar las decisiones de contenido más polémicas de la plataforma.

Mark Zuckerberg está ante la cuadratura del círculo: él manda en Facebook, y por supuesto quiere seguir mandando, pero quiere que la responsabilidad de sus decisiones, que afectan a cerca de la mitad de la población del planeta, la asuman personas nombradas por él.

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Comentarios 4

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JuanSinMiedo
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Me moooondo!!!... con los PAYASOS

Echaron a Trump, y a la par, conservan a tan pintorescos y despreciables personajillos como MADURO, o Kim Jong Un.

LOS "PROGRES" Y MAS SIN SON RICOS, SIEMPRE TIENEN ESTE PRINCIPIO DE "JUSTICIA"...o sea NINGUNO.

https://www.facebook.com/marshalkimjongun/

https://es-es.facebook.com/NicolasMaduro/

Parece ser que estos son mas ...."simpáticos"

Puntuación 13
#1
LAS VERDADES DUELEN
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Mientras la gente narcisista pierde tontamente su tiempo de ocio en Facebook, Twitter, Instagram y demás chorradas, yo aprovecho mi valioso tiempo de ocio en cosas muchísimo más interesantes, como, por ejemplo, pasear, escuchar buena música, mirar vídeos en YouTube y, por supuesto, entrar en elEconomista.es (las noticias mejor redactadas).

Un saludo para todos los lectores y comentaristas de elEconomista.es.

Puntuación 5
#2
Ernesto, el antifumador radical
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Vivo al lado de dos bares. El dueño de uno de los dos bares ha fallecido de tanto fumar. Era español. Ni siquiera tenía 60 años de edad. En la persiana del bar pone "cerrado por defunción". Y ya lleva una semana así. Está claro que la "ha palmado" el dueño. Si hubiera muerto un familiar, el dueño ya estaría de vuelta.

Ahora solamente falta que "la palme" el dueño del otro bar, que es un chino a punto de jubilarse. Y también es fumador desde hace muchísimos años.

Tanto el que se ha muerto como el que sigue vivo se piensan que la acera es suya. No puedes pasear tranquilo, de tanto humo de tabaco. Y los clientes también fuman en las terrazas de dichos bares. Yo tengo que cambiar de acera para no respirar toda esa mierda.

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#3
simple
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dela guerra palestinoisraeli no se debe apoyar a ninguno hebreos y musulmanes podrian matar a todo mundo que no es de su religion. lo correcto es que jerusalem no debe ser habitada por ningun hombre.

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#4