Editorial
- 25/04/2013, 11:00
El envejecimiento unido a la caída de la natalidad y a la mayor esperanza de vida son tres factores que se conjugan para retrasar la edad de jubilación. Por esta razón, la reforma de pensiones de 2011 -que recibió las bendiciones de Bruselas- aumentó esa edad hasta los 67 años. La ley establecía un periodo transitorio -de aumento paulatino de la jubilación desde los 65 años hasta los 67- que se ha iniciado este año y concluía en 2027. Una vez más la crisis ha destrozado las previsiones. En 2012 el déficit de la Seguridad Social superó los 10.000 millones y de continuar así amenaza con acabar con los ahorros del sistema y sumar un desequilibrio ingobernable. Esta es la razón que ha llevado al Gobierno a adelantar -estaba previsto también para 2027- la aplicación del denominado factor de sostenibilidad y a la Comisión Europea a demandar que así se haga.