Las empresas del agua neutralizan la ausencia de inversión pública nacional al otro lado del charco
Desde que se desencadenara la crisis económica, hace ya ocho años, muchos profesionales españoles, jóvenes y no tan jóvenes, han buscado su sustento fuera de España. Unos por la imposibilidad de introducirse en el maltrecho mercado laboral -menos aún de hacerlo aprovechando su amplia formación-, y otros por haber perdido su puesto de trabajo y ante la imposibilidad de encontrar otro dignamente remunerado. De manera similar, empujadas por la falta de inversión pública que padece nuestro país desde 2008, junto a la ausencia de garantías que animen la colaboración público-privada, son muchas las empresas españolas que se han lanzado a buscar negocio allende los mares para encontrar inversiones y proyectos que mantengan viva su cartera de contratos.
No es una entelequia. Los números confirman esa realidad que este año, ante la falta de Gobierno, se ha visto incrementada al paralizarse buena parte de las licitaciones previstas. Así, entre enero y abril pasados la inversión total del Estado -1.231 millones de euros- se redujo un 28,8% respecto al mismo periodo de 2015. Y la correspondiente al Ministerio de Fomento, las obras, incluidas las hidráulicas, cayó un 40%.
Las grandes empresas españolas del agua, que llevan años mirando al exterior y abonando el terreno para no ahogarse en esta sequía inversora, han encontrado un filón en los países latinoamericanos. Es un toma y daca. Ellos se benefician de la experiencia, el saber hacer y los precios competitivos de nuestras sociedades, y éstas encuentran dónde desarrollar su actividad, hacer negocio e invertir. En 2015, sólo en captación, depuración y distribución de agua, así como en recogida y tratamiento de aguas residuales las empresas españolas invirtieron 11.617,49 millones de euros en el exterior, según datos de la Secretaría de Estado de Comercio del Ministerio de Economía. De ellos, prácticamente la mitad, 5.736,66 millones, tuvieron como destino Colombia.
En lo que se refiere a obras hidráulicas, Acciona Agua, Aqualia -el pulmón del grupo FCC con una cartera de contratos valorada en 14.400 millones de euros-, Ferrovial (con Cintra y Cadagua), Abengoa... incluso grupos más dedicados a la gestión del ciclo urbano del agua, como Aguas de Valencia o Depuración de Aguas del Mediterráneo (Dam), más o menos asentadas en la región, concursan con ahínco en las concesiones y obras que se proyectan en ese continente para afianzar su posición en América Latina y se están haciendo con buena parte de ellos.
En lo que llevamos de año Aqualia, presente en México, Perú, Chile y Uruguay, ha desembarcado en Colombia imponiéndose con su propuesta a importantes empresas internacionales especializadas en agua como la brasileña Odebrecht y la francesa OTV. La Corporación Autónoma de Regional (CAR) de Cundinamarca ha elegido al consorcio que lidera la filial de FCC para que diseñe, construya y opere la planta depuradora de El Salitre, situada en Bogotá, que tratará un caudal de más de 600.000 metros cúbicos de agua al día, dará servicio a cerca de tres millones de ciudadanos de la capital colombiana y contribuirá a la descontaminación del Río Bogotá. El contrato, valorado en 380 millones de euros, es el de mayor importe conseguido hasta la fecha por Aqualia en Sudamérica y supone la entrada de la compañía en Colombia.
En ese mismo país y también en la provincia de Cundinamarca, Depura¬ción de Aguas del Mediterráneo, que ha desarrollado mejoras en dos plantas potabilizadoras que abastecen a Bogotá, está construyendo ahora dos instalaciones de tratamiento de aguas residuales en Bojacá y Mosquera.
El proyecto colombiano se suma a los cuatro contratos que cerró Aqualia en 2015: dos en México y otros dos en Chile, valorados en 108 millones de euros, que, como dicen en la empresa ?suponen un paso más en la diversificación de la compañía y son la prueba de nuestro know-how y nuestra capacidad para acometer retos de diferente índole: tanto para servicios de agua a poblaciones como para los sectores industriales?. Ampliar el sistema de abastecimiento para garantizar el suministro de agua potable a la zona periférica de Ciudad de México -el proyecto Cutzamala-, consiste en construir una conducción de acero de 2,3 metros de diámetro y 18 kilómetros de longitud. Simultáneamente Aqualia acomete las obras de modernización de la toma en el río Mezcalapa, en el estado de Tabasco, que abastece de agua a los centros procesadores de gas Cactus y Nuevo Pemex. Y en Chile está construyendo una planta de nanofiltración para la barrera hidráulica de Ovejería, en Huechún, con la que operará el servicio de tratamiento de aguas subterráneas durante los próximos doce años, y la nueva depuradora de Cadellada, al norte de Santiago.
Abengoa se consolida en Perú
Los problemas financieros no han impedido que la compañía andaluza Abengoa, presente en Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, México, Colombia, Nicaragua y Perú, se haya adjudicado este año un proyecto de mejora del servicio de agua y alcantarillado para el área metropolitana de Lima por importe de 52 millones de dólares. En concreto Abengoa ejecutará, en consorcio con Graña y Montero, la construcción y puesta en marcha de tres nuevos depósitos de agua y la rehabilitación de otros once, que tendrán capacidad para almacenar más de 7.600 m3. Además, la compañía será responsable de la instalación de 128 km de tuberías para agua potable, 110 km de redes de alcantarillado y más de 12.700 conexiones que darán acceso a agua potable y a las redes de desagüe a 80.000 limeños.
Con estas nuevas adjudicaciones, Abengoa se consolida como un actor clave en el sector peruano del agua, donde ya ha desarrollado iniciativas que han contribuido a la mejora y modernización de la infraestructura hídrica de ese país, como los esquemas Pariachi y Manchay en Lima, o la ampliación y la mejora del sistema de agua potable del área metropolitana de Arequipa.
Y no es este su único proyecto en marcha en Latinoamérica. En 2015 se adjudicó las obras de saneamiento de Ciudad de la Costa, en Uruguay, y otros dos proyectos en Colombia: el desarrollo de una planta de tratamiento de aguas residuales en el municipio de Madrid ? Cundinamarca, y la construcción del sistema de abastecimiento y tratamiento de agua potable para el casco urbano de Yopal-Casanare.
Acciona Agua, que acaba de lanzar del tramo 11 del emisario submarino de la EDAR de La Chira en Lima, Perú, y que en 2015 puso en marcha la mayor estación depuradora de aguas residuales del mundo, la de Atotonilco de Tula, en México, e inauguró la planta de tratamiento de aguas residuales Los Tajos de San José, en Costa Rica, tiene surtida su cartera de actividad en Latinoamérica para este año y los próximos. En 2015 firmó el contrato para la gestión integral del saneamiento de agua de Divinópolis, en Brasil, que implica el diseño, la construcción y puesta en marcha de dos estaciones depuradoras, 16 estaciones de bombeo, las redes de colectores de agua residual de la ciudad, 67,8 kilómetros de alcantarillado y 6,1 de kilómetros de colectores, más la operación y el mantenimiento de todo el sistema durante los próximos 26 años. El proyecto, que cuenta con un presupuesto de 97 millones de euros, impulsa el régimen de PPP (Public Private Partnership, Asociación Público-Privada), en este caso se reparte a partes iguales con Copasa, la empresa mixta responsable de la gestión del abastecimiento y saneamiento de Brasil, un procedimiento cada vez más habitual en el desarrollo de infraestructuras del agua en Latinoamérica. Y en Colombia se adjudicó la construcción de la Estación de Tratamiento de Agua Potable de Los Angelinos, cerca de la ciudad de Bucamaranga, financiada en su totalidad por el Acueducto Metropolitano, que atenderá a una población de más de 4,5 millones de personas.
La cartera de Acciona Agua ascendía en diciembre de 2015 a 9.630 millones de euros, un 3% más que el año anterior. La división superó por primera vez la barrera de los 1.000 millones de euros de ingresos, y su cifra de negocios se incrementó un 10%, hasta alcanzar los 451 millones de euros, debido principalmente a la mejora de la actividad fuera de España, con Latinoamérica como región destacada.
No acaban aquí las opciones de negocio del agua en el continente americano, que, con sus más y sus menos, precisa de grandes infraestructuras de agua y de muchas mejoras en sus sistemas de suministro y saneamiento. Lo tiene claro Colombia, que pese a la rebaja en las perspectivas del Fondo Monetario Internacional (FMI) -según sus recientes estimaciones la economía de ese país sólo crecerá un 2,5% en 2016 y un 3% en 2017, lejos de los niveles de 2013 (4,9%) o 2014 (4,4%)- mantiene viva su apuesta por la modernización hídrica. Si este año se firma la paz con la guerrilla de las FARC, como se prevé, la economía colombiana tendrá un respiro. También Chile mantiene sus programas de agua y su intención de invertir 10.000 millones de dólares hasta 2025 en plantas desalinizadoras para salvaguardar a su sector minero, en lo que se considera la última alternativa para resolver la escasez del recurso. Son solo dos ejemplos que siguen de cerca las empresas españolas, listas para saltar al terreno de juego y enfrentarse, con sus mejores armas, a sus rivales de todo el mundo