Saludable

Quevedo (Recal): "El alcohol mata al año a 37.000 personas en España"

  • "El alcohol supone el 25% de las muertes en jóvenes de entre entre 20 y 39 años""
  • "El alcohólico bebe para tapar cosas que no quiere ver de él mismo"
María Quevedo Directora de tratamiento y sanitaria en Clínica Recal, Nacho Martín
Madridicon-related

En Clínica Recal, con sede en Majadahonda, tratan adiciones como el alcohol, las drogas, el sexo, los juegos o las tecnologías. El centro tiene capacidad para alojar a 24 pacientes internos y doce ambulatorios, y las instalaciones, perfectamente equipadas, incluyen un gimnasio y extensas áreas para hacer deporte. En Recal apoyan tanto a pacientes como a familiares en el camino hacia la recuperación, cuyas claves explica su directora de Tratamiento y Sanitaria.

¿Cómo se crea Clínica Recal y qué es lo que hacen?

La creó su presidente, Maximiliano de Habsburgo. Somos un equipo multidisciplinar de profesionales compuesto por treinta personas (psiquiatras, médicos, psicólogos, etc.) y tenemos un espacio en Majadahonda que nos ha cedido el ayuntamiento a cambio de cuatro plazas que nos deriva el Caid, que es el Centro de Ayuda Integral a Drogodependientes de Majadahonda. Damos soporte y ayuda a mucha gente; tanto ingresados como ambulatorios. Como vamos creciendo e intentamos ayudar en función de la demanda, hemos creado Recal Madrid, que está en la calle Alfonso XIII, donde se da soporte a adolescentes en todo lo relacionado con los juegos online o los porros. Ahora, en Recal Majadahonda se atiende a Fase I (residencial) y Fase II (terapia diaria grupal y semanal individual). En Madrid se atiende a los ambulatorios, a aquellas personas que todavía no están con tantísima necesidad de ingreso, pero sí necesitan un tratamiento, también diario.

¿Tratan todo tipo de adicciones?

Sí. Empezamos tratando las sustancias, tanto alcohol como drogas. Dentro de las drogas, haciendo mucho hincapié -porque ahora nos estamos encontrando que es terrible- en las drogas llamadas legales: las benzodiazepinas; unos tranquilizantes o ansiolíticos, como el Orfidal o el Lexantin, que recetan con cierta facilidad y tranquilidad los médicos de atención primaria, pero que son unas sustancias que super rápidamente (porque son velocísimas) crean adicción y tolerancia. Es como un boom ahora entre señoras, sobre todo de mediana edad, amas de casa… que no pueden prescindir de esto y cada vez en dosis mayores. Estas personas llegan a su ambulatorio diciendo que se sienten deprimidas, que tienen ansiedad. Es como un recurso de fácil adquisición. Eso a los profesionales de las adicciones nos parece una aberración. También tratamos comportamientos como juego, sexo, compras, etc.

¿Estaríamos con esto medicalizando los problemas de la vida?

Claro. Lo que estamos es buscando la solución fácil a problemas que por un lado son naturales; y por otro, la ansiedad, muchas veces, nos está avisando de que hay algo que hay que trabajar. Y en muchas ocasiones, desde la sanidad lo que sucede es que, si se manda una psicoterapia, pues es un proceso más largo y más costoso. Es decir, que la pastillita a lo mejor se lo soluciona rápida y eficazmente, pero no llega al fondo del problema, a lo que hay debajo. Nos llega muchísima gente al centro muy tratada con ansiolíticos o antidepresivos, que luego, según se va alejando el consumo, vemos que la ansiedad y la depresión, son un síntoma de la misma adicción. Y una vez que desaparece el consumo, ya no hay ni esa depresión ni esa ansiedad.

"El alcohol destroza y nos encontramos con una sociedad permisiva", María Quevedo.

¿Se ha sustituido el término alcoholismo por el trastorno por consumo de alcohol para evitar la estigmatización?

Las palabras no importan mucho, pero dentro del alcohol hay grados: el uso, el abuso, y la dependencia. El tercer estadio es una enfermedad, lo dice la Organización Mundial de la Salud. La dependencia es cuando uno ya no es libre de beber o no beber. El alcoholismo no se define tanto por cuánto se consume, sino para qué se consume.

¿Se ha incrementado mucho el consumo de alcohol y drogas en España?

Lleva mucho tiempo consumiéndose mucho. Lo que pasa es que ahora, entre los jóvenes y en los últimos años, por ejemplo, el alcohol y cannabis se han como casi normalizado. El alcoholismo produce el mundo tres millones de muertes al año; 37.000 de ellas en España. Son el 6% de las defunciones en el mundo y el 25% de las muertes entre jóvenes entre 20 y 39 años. La cuarta parte de los jóvenes que se mueren a esa edad es debido al alcohol. Es causa directa de más de doscientas enfermedades, tanto cerebrales, como mentales, cardiovasculares o hepáticas; e indirecta, por ejemplo, de accidentes de tráfico. El alcohol destroza y nos encontramos con una sociedad permisiva. Con los jóvenes hay cierta permisividad, también desde la familia. Y eso traer consecuencias, porque de diez jóvenes de 14, 16 o 18 años que haciendo botellón, del 10% al 15% quedar enganchado.

¿Por qué es tan alto el porcentaje de jóvenes que desarrollarán la adicción?

Porque el alcoholismo, la adicción en general, es una enfermedad biopsicosocial. ¿Qué quiere decir? bio que hay una vulnerabilidad genética, que no todo el mundo tiene, lo que no quiere decir que el que tenga esa vulnerabilidad vaya a desarrollar la enfermedad; porque a lo mejor tiene esa vulnerabilidad y no prueba el alcohol, o no tiene una personalidad que así lo condicione. Pero si se tiene esa vulnerabilidad y una personalidad con poca tolerancia a la frustración, la demora del refuerzo llevarla mal, la hipersensibilidad... Si luego la persona coincide en un grupo en el que se hacen botellones y se bebe compulsivamente con el objetivo de emborracharse lo antes posible, pues si se dan los tres factores bio-psico-social, es muy posible que desarrolle la enfermedad.

"Lo consideramos una enfermedad física, mental, emocional y espiritual", María Quevedo.

Se refería antes a que el alcoholismo se define, sobre todo, por el "para qué consumo" ¿Qué quiere decir con esto?

El alcohólico normalmente bebe para tapar sentimientos, para tapar miedo, para tapar ansiedad, para tapar cosas que no quiere ver de él mismo. Nosotros siempre decimos que el consumo es la punta del iceberg; es lo que se ve, lo que trae a la gente al tratamiento. Pero lo que hay debajo es lo importante. Nosotros tenemos un internamiento de tres meses y, efectivamente, no consumen. ¿Pero qué pasa cuando salen si no se trata lo de abajo, que es lo fundamental: el para qué consumo? Pues que si no se trata eso están condenados, antes o después, a una recaída; o a vivir, como le pasa a mucha gente: que tapa la botella pero vive irritable, vive descontento, tiene una calidad de vida malísima. Nosotros en lo que somos especialistas es en tratar lo de abajo. Casi todo el mundo puede dejar de consumir. El reto es mantenerse.

¿Entonces, abordan tanto la adicción como la parte psicológica?

Evidentemente, no podemos trabajar con nadie que no deje de consumir, pero el trabajo real, verdadero, y el que a largo plazo funciona es trabajar lo que hay debajo de la adicción. Tratamos cuatro partes, no solo las dos que cita. Lo consideramos una enfermedad física, mental, emocional y espiritual. La parte física es la dependencia: el alcohólico tiene como una especie de alergia al alcohol. ¿Qué quiere decir? Que mientras que las personas normales beben y llega un momento que paran; en el alcohólico se desarrolla una compulsión y quieren otra, y otra y otra. Ese stop el alcohólico no lo tiene.

¿A qué se debe que se estén normalizando entre los jóvenes las mal denominadas drogas blandas?

Ahora mismo, los fines de semana en urgencias, en psiquiatría, la mayoría de los ingresos son por jóvenes que por consumo de cannabis o marihuana tienen un brote psicótico. Un brote psicótico es una cosa gravísima. Al tercer brote psicótico se establece una esquizofrenia. Y la esquizofrenia es una enfermedad mental de las graves, graves. ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué a todos los chavales que consumen porros le pasa esto? no. Pero es lo mismo, es la ruleta rusa, hay una vulnerabilidad previa. Y eso se desconoce: lo desconoce el chaval, lo desconoce la familia… Aunque no tengan un brote psicótico los estudios dicen que cuanto antes empiecen el daño cerebral puede ser mayor. No se puede banalizar.

¿A qué edad se está empezando a consumir?

Tenemos ya niños de diez, doce años: terrible. Y con el alcohol, también. No es lo normal. Las edades de inicio suelen ser trece o catorce, pero, como en todo, hay precocidad. En los juegos online como el fortnite, todavía antes.

"La parte más importante es la mental y la emocional, pero la parte física también es muy importante", María Quevedo,

¿Puede un alcohólico rehabilitado beber en pequeñas cantidades o tomar cerveza sin alcohol?

Llega un momento en el que el alcohólico, digamos que atraviesa una barrera invisible en la que ya no hay retroceso. Se convierte en un enfermo alcohólico. Tiene una enfermedad crónica y progresiva, aparte de que es fatal en muchos casos. La cronicidad es porque ha pasado esa barrera invisible, en la que cada vez que vuelva para atrás y pruebe una copa, se le va a desarrollar esa compulsión de la que hablaba. Es una enfermedad muy engañosa, porque a lo mejor no se desarrolla en ese momento (el día en el que acude a una boda o comunión, se toma esa cerveza y se va a su casa), pero ya está activada la enfermedad; será cuestión de tiempo que esa persona recaiga. Se ve muy claro con el tabaco, ¿verdad? ¿Qué poca gente que ha sido realmente fumadora puede luego fumarse solo uno o dos cigarros? Con el alcohol pasa lo mismo que con el tabaco. La abstinencia tiene que ser total. Y en cuanto a la cerveza sin alcohol, está visto que la mayoría tienen un porcentaje pequeñísimo de alcohol, pero ya es alcohol. El alcohólico sale del mundo del alcohol de una vez y para siempre: ya no juega; ni con el sabor, ni con la cantidad, ni con los porcentajes.

¿A cuanta gente tratan en Clínica Recal?

Tenemos la fase I, con 24 camas, normalmente con lista de espera. Luego tenemos una fase II, que consiste en una terapia grupal diaria y una terapia individual. Nosotros somos muy antimedicación a no ser que sea una patología dual y sea necesaria. Se da la medicación imprescindible, que a veces es justo cuando llegan para ayudarles a pasar el síndrome de abstinencia, pero se retira en cuanto se puede. Luego tenemos gente que no tiene un sitio seguro donde vivir, que se alojan en pisos, que llamamos de "medio camino" en Pozuelo (de Alarcón, Madrid) que están tutelados por nosotros y vienen a terapia diaria. Preparamos a la gente para volver a la vida: solo están un año en la clínica. No queremos quitarles la dependencia al alcohol y que luego tengan dependencia de nosotros. Me gustaría decir que la adicción es una enfermedad familiar. Por cada persona que consume hay cuatro que sufren: madres, esposas, maridos, hijos, hermanos. Uno de nuestros objetivos es ayudarlos a ellos en su propio proceso personal.

¿El consumo de alcohol va asociado a una mala alimentación?

Normalmente sí. Muchas de estas personas prácticamente no comen. Sustituyen el comer por beber, porque la sensación es la de estar lleno. Nosotros lo que procuramos es el cuidado integral. Una vez que una persona deja de beber, empieza a quererse más y a cuidarse más. Una vez que todo eso se recoloca todo empieza a coger su lugar. Y una de las cosas que coge su lugar es la alimentación. También el deporte. Por eso nuestro equipo de profesionales incluye fisioterapeutas, nutricionistas o entrenadores personales que ponen dietas personalizadas. La parte más importante es la mental y la emocional, pero la parte física también es muy importante.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky