
Pocas veces se ha visto en la historia del Ibex una depreciación como la que ha vivido Grifols en 2024. Cierto es que la compañía tenía síntomas claros de debilidad desde meses antes, lastrada por una deuda enorme y un encarecimiento de su materia prima principal, el plasma, que estropeaba sus márgenes. Pero aún así, tanto el violento ataque bursátil de Gotham como el descarrilamiento de la opa planteada por Brookfield han tenido un impacto que ha evaporado el 41,3% del valor de la compañía en once meses. Ambos hechos se cimientan sobre la falta de transparencia en la farmacéutica y la gestión de la familia fundadora y sus vehículos inversores, que no transmiten la confianza suficiente a los mercados. Pero vayamos por partes.
1. El ataque de Gotham City
Fue el ocho de enero de 2024 cuando comenzó el calvario de Grifols. La firma bajista Gotham City lanzó a la opinión pública un duro informe que ponía en cuestión la salud financiera de la empresa. Sobre todo, señalaba a la familia por maquillar deliberadamente las cuentas y esconder diversas operaciones vinculadas con los vehículos inversores de la saga, en concreto con la patrimonial Scranton. La entidad que dirige Daniel Yu acusó directamente a la compañía de maquillar el ebitda, a través de una doble consolidación de las empresas Haema y Biotest, y de mentir con la cifra real de deuda en 920 millones de euros. Las dudas creadas fueron tales que la Comisión Nacional del Mercado de Valores entró de oficio a investigar las cuentas de la firma de hemoderivados.
2. Investigación de la CNMV
Las primeras pesquisas del regulador español no fueron halagüeñas para Grifols. Halló "deficiencias relevantes" en los baremos señalados precisamente por Gotham, es decir, la deuda y el ebitda, y dio un plazo de quince días a la compañía para que reexpresase sus cuentas. Cuando la farmacéutica aplicó las recomendaciones de la CNMV el resultado fue que la deuda financiera ascendió a 10.527 millones de euros, frente a los 9.416 millones reportados con el cálculo anterior. Las diferencias principales estaban en 234 millones de euros debido a "gastos extraordinarios, inusuales o no recurrentes y ahorros de costes y mejoras operativas para los próximos 12 meses". Y por otro lado "la exclusión del gasto y deuda correspondiente a los leasings (alquileres de inmuebles de los centros de donación de plasma) por un total de 1.111 millones de euros". Esto se debía a un acuerdo con Inmunotek y los centros de esta empresa en Estados Unidos, alquilados por Grifols. Con todo, la CNMV salvó a Grifols asegurando que la fórmula en la que presentaba las cuentas no era incorrecta, algo que matizaría meses después.
3. Cuentas sin auditor
Si bien la empresa corrigió los números respecto a las peticiones de la CNMV, la presentación de resultados anuales fueron otro momento aciago en la historia reciente de Grifols. La firma presentó ante el regulador sus números sin el respaldo del auditor, lo que provocó otra de las caídas más sonadas en bolsa. Y es que en esos momentos la credibilidad de la compañía estaba en entredicho por los acontecimientos recientes.
4. El cambio en la cúpula
Otra de las consecuencias que provocó el Informe Gotham fue un cambio radical en el Consejo de Administración de la farmacéutica catalana. Un mes después de su publicación (si bien la decisión fue comunicada de forma oficial en mayo), todo el poder ejecutivo de la familia Grifols se esfumó. El año lo comenzaron Víctor y Raimon Grifols como Co-CEOs de la farmacéutica, pero las acusaciones de Daniel Yu provocaron un efecto dominó en la cúpula que dejó a toda la familia como espectadores. "Desde hoy, 31 de mayo de 2024, los consejeros Víctor Grifols Deu y Raimon Grifols Roura han dejado de tener la categoría de consejeros ejecutivos al dejar de desempeñar funciones de dirección en la Sociedad, por lo que a 1 de junio de 2024 pasan a tener la categoría de consejeros dominicales", rezó el comunicado enviado a la CNMV. Asimismo, el otro miembro de la familia en el Consejo de Administración, Albert Grifols Coma-Cros, también pasó a ser un dominical más. Con estos cambios prácticamente se cerró el proceso de regeneración en la cúpula de la farmacéutica. Con anterioridad, el 1 de abril, Nacho Abia fue nombrado nuevo CEO de la firma, actualmente máximo responsable tras la pérdida del carácter ejecutivo que tenía la presidencia.
5. El expediente sancionador
Permitámonos en este momento un pequeño salto temporal en el annus horribilis que ha vivido Grifols antes de abordar el capítulo de la opa. La CNMV, que en principio le echó un capote a Grifols, terminó por abrirle un expediente sancionador en septiembre. El regulador acusó a la empresa de una posible comisión de una infracción continuada muy grave por el suministro de información financiera regulada con datos inexactos o no veraces en los informes financieros anuales consolidados de los ejercicios 2021, 2022 y 2023. El expediente, que hubiera parecido ante cualquiera un respaldo al Informe Gotham, no fue tal, ya que Daniel Yu también se llevó otra acusación muy grave por manipular el mercado con datos ficticios para ganar dinero. De hecho, la Fiscalía Anticorrupción también demandó a Gotham ante la Audiencia Nacional y el órgano judicial admitió la querella.
6. La aparición de Brookfield
En mitad del caos que se vivía en Grifols, llegó el fondo Brookfield con la intención de hacerse con casi 69% del capital de la firma en una operación en connivencia la familia fundadora, que posee el 31% pero que en julio ya había perdido todo el poder ejecutivo. La entidad canadiense solicitó los libros de la compañía para estudiar el detalle del negocio y comenzó al unísono la búsqueda tanto de otros socios inversores como de bancos para poder refinanciar parte de la deuda de la compañía que vencía en el corto plazo. Durante casi cinco meses Brookfield estuvo valorando la operación, al tiempo que Grifols nombró a un comité específico que también asesorara sobre la misma.
7. La oferta descarrila
El fondo canadiense, finalmente, lanzó el 19 de noviembre una potencial oferta de 10,5 euros por acción, cifra superior en un 22% al valor de los títulos el día que se conoció el interés de Brookfield (8 de julio), pero que era un valor inferior al precio al que cotizaban ese mismo día a primera hora la acción. Esto provocó que el Comité de Transacciones se inclinara por declinar la oferta, hecho que horas después asumió el Consejo de Administración. La negativa de la compañía provocó que pocos días después el fondo canadiense decidiera desistir de la operación, provocando otra pérdida de casi el 20% del valor de la acción.
8. Y ahora, ¿qué?
Tras la negativa de Brookfield, ahora la compañía se enfrenta a la dificultad de afrontar una deuda que vence a lo largo de 2025. La fecha más inmediata es el próximo 15 de febrero, cuando está fijado el vencimiento de un bono senior garantizado con un valor nominal de 905 millones y un interés del 1,625%. El segundo crédito lo compone una línea revolving de 1.000 millones que vence en noviembre del próximo año y del que de momento se han dispuesto 625,48 millones..