Salud Bienestar

El científico Jesús Sánchez (Fundación CRIS Contra el Cáncer): "Los ensayos clínicos de una de las primeras vacunas contra el cáncer empezarán en 2025"

Jesús Sánchez, director de proyectos científicos de CRIS Contra el Cáncer, que financia la investigación de una vacuna contra el cáncer de pulmón
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Las vacunas contra el cáncer ya no son una utopía, y las inyecciones para prevenir la infección de la Covid-19 tenían la clave para ello. La Universidad de Oxford (Reino Unido), que participó en la fabricación de la vacuna de AstraZeneca contra el SARS-CoV-2, lidera actualmente el proyecto 'Lungvax', que tiene por objetivo fabricar vacunas para prevenir las recaídas y nuevos tumores en pacientes que han tenido cáncer de pulmón. Si finalmente se aprueba, sería una de las primeras vacunas contra una neoplasia en salir al mercado. Por parte de España, la Fundación CRIS Contra el Cáncer colabora en esta investigación pionera. Su director de proyectos científicos, Jesús Sánchez, espera que este hito pueda extenderse a otros cánceres en el futuro e incluso a la población general, y también celebra la rapidez con la que se ha desarrollado la inyección.

¿En qué consiste esta vacuna contra el cáncer?

Hasta ahora, todos los esfuerzos que se había conseguido en el entorno de las vacunas en cáncer tenían que ver más con los tratamientos. Se habían realizado muchos intentos para poder prevenir el cáncer como si fuera una infección, pero siempre era algo realmente difícil. Sí que se podían prevenir algunos tipos de cáncer asociados a infecciones como el virus del papiloma humano (VPH) o la hepatitis, porque puedes evitar el riesgo de cáncer que derivan de esos virus, pero no se habían conseguido vacunas que pudieran evitar que aparecieran determinados tipos de cáncer directamente, como es el caso de esta.

¿Cuál es su mecanismo de acción?

Lo que se está consiguiendo es que, usando una vacuna con la misma tecnología que las del Covid-19, se pueda educar y estimular al sistema sanitario para que, cuando aparezcan células con determinado tipo de tumor, el sistema inmunitario las ataque. En definitiva, las vacunas llevan unas instrucciones para las células sanas.

¿Qué papel ha jugado la pandemia para el rápido desarrollo de estas vacunas?

En el año de la pandemia cristalizaron toda una serie de tecnologías y de enfoques que avanzaron muy rápidamente. La pandemia ha abaratado mucho esta innovación y ha permitido tecnologías que son muy adaptables y flexibles y que admiten plantearse ensayos con tanta rapidez como este. Todo ello da la posibilidad de ponerla en manos de los pacientes lo antes posible, llegando a un gran número de personas. Estamos ante un ejemplo muy claro de que investigando podemos realizar hitos que hace solamente cinco años hubieran sido inimaginables.

"Investigando podemos realizar hitos que hace solamente cinco años hubieran sido inimaginables"

Ahora mismo el proyecto consiste en la prevención de la recaída en pacientes que han tenido cáncer de pulmón. ¿La idea es ampliarlo a todos los tipos de cáncer?

Hemos empezado en grupos de pacientes muy concretos, como este caso y, con el tiempo, la idea es ir ampliándolo para tumores más frecuentes o de alto riesgo, llegando a la población general. Pero estos primeros pasos son muy prometedores. Quizá se puede buscar pacientes que no hayan tenido cáncer pero que tienen un alto riesgo de desarrollarlo por cuestiones hereditarias o por un alto nivel de exposición a sustancias tóxicas, y administrarles vacunas que prevengan estos tumores.

¿Y en qué punto está exactamente esta vacuna de Oxford?

La vacuna está ya desarrollada. Se ha estado diseñando en el último año y medio. Los experimentos que se han realizado en laboratorio han sido muy positivos, y ahora se espera administrarla a los pacientes del ensayo a partir de principios de 2025.

"Estamos en una eclosión en la investigación contra el cáncer"

¿Cuántos pacientes se han incluido en el estudio?

El ensayo incluirá a 700. Para este tipo de investigaciones se necesita un volumen suficiente de personas para poder determinar bien que la vacuna verdaderamente ha funcionado, y garantizar que las diferencias que se observan en los grupos realmente son tales.

Desde que se empiece a administrar a estos pacientes hasta que se pueda incorporar a los sistemas sanitarios, ¿Cuánto tiempo puede transcurrir?

No sé decir un horizonte temporal, pero ya no es una cuestión utópica. Hablamos de que pueden pasar años. Es el tiempo que pasa desde que se les administra la vacuna en el ámbito de ensayo clínico a los pacientes hasta que se pueda observar si tiene efectividad o no. Tenemos que ver si los que no han recibido la vacuna tienen más tendencia a desarrollar recaída o nuevos tumores, y ver si los que tienen la vacuna se han protegido. En definitiva, hacen falta entre dos y tres años para hacer valoración, luego presentar los datos a las agencias reguladoras y esperar a que estas lo aprueben.

En total, ¿Cuánto tiempo lleva en desarrollo la vacuna?

El proyecto se desarrolló en dos años o tres, ha sido muy rápido. Antes, llevaba muchos años desarrollar vacunas contra los agentes infecciosos. Pero este tipo de vacunas basados en ARN o adenovirus, como los usados en la pandemia, han permitido realizar en poco tiempo vacunas de una manera muy flexible, muy económica y muy fácil de distribuir.

¿Es un momento emocionante para la investigación contra el cáncer?

Estamos en un momento verdaderamente importante. Hablamos de una eclosión en investigación contra la enfermedad, somos optimistas con respecto al futuro de los tratamientos.

¿Por qué?

Han confluido muchas cosas: por un lado, una tecnología que nos permite conocer al detalle más profundo las células de los pacientes. Todo esto genera mucha información, y toda esta información ahora somos capaces de asimilarla, almacenarla y también comprenderla gracias a la mejora de los algoritmos y un uso cada vez mayor de herramientas computacionales. Se trata de cuestiones tecnológicas, pero, por otro lado, también estamos entendiendo mucho mejor lo que ocurre en las células tumorales de los pacientes; que los tumores no son solo una masa que crece y ya está, sino que las células tumorales se están relacionando con todo el tejido de su entorno.

¿Hay otras vacunas contra el cáncer que estén ya en la cartera de investigación?

Ya se están desarrollando muchos ensayos clínicos en otros tipos de tumores. Es un punto caliente de investigación, porque se puede prevenir que aparezcan tumores en pacientes de alto riesgo a los que estás ayudando a no tener que tratarlos más adelante. Siempre es mejor que no aparezca a que vuelva a aparecer. Es una estrategia atractiva. Por ejemplo, la doctora Sarah Blagden, líder del ensayo en la Universidad de Oxford, también está desarrollando ahora una vacuna para prevenir el cáncer de ovario hereditario, es decir, en personas que tienen un riesgo muy alto de cáncer de ovarios. Esperemos que los resultados sean buenos para ir ampliando progresivamente los grupos de poblaciones que se puedan beneficiar.

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