
José Manuel Miñones no tendrá el periodo de gracia que se les suele conceder a todos los miembros de un Gobierno. Esos cien días es prácticamente el tiempo real que tiene para culminar las promesas rotas por Carolina Darias, ya que el periodo estival de las Cortes y su posterior disolución antes de las elecciones generales impedirán que se pueda llevar a buen puerto acciones legislativas otoñales.
Y no es poco el trabajo que tiene por delante Miñones. Farmacéutico de profesión y ex delegado del Gobierno en Galicia, el nuevo responsable de la cartera sanitaria tendrá que afrontar dos proyectos legislativos que, sin duda, son los más importantes desde hace casi diez años: la reforma de la Ley del Medicamento y la de Cohesión, que amenaza la labor de la sanidad privada.
Respecto a la primera, seguramente la música la suene. La reforma de la Ley del Medicamento persigue que España no sea el vagón de cola de las grandes potencias europeas en dar entrada a los nuevos medicamentos. Son más de 500 días los que tarda el país, cuando la recomendación europea es que no se superen los 180 días desde que la Agencia del Medicamento comunitaria da la luz verde. Arreglar este problema, además, tiene un premio importante. La industria farmacéutica prometió hasta 8.000 millones si se arreglan los problemas de acceso a la innovación.
Dentro de esta ley, el también alcalde de A Coruña hasta 2021 tendrá que dar una respuesta a fomentar la fabricación de los medicamentos que la Agencia Española del Medicamento ha decidido nombrar como esenciales o estratégicos. La mayoría de ellos son productos maduros, con precios erosionados anualmente por el Sistema de Precios de Referencia y la solución parece fácil, al menos de escribir: sacarlos de ese sistema y otorgarles un precio bajo el cuál sea rentable su producción en España, mucho más costosa que en el sudeste asiático, donde se ha hecho hasta ahora.
Ambas pilares están siendo trabajados por el actual director de Farmacia del Ministerio de Sanidad, César Hernández. En mayo, tal y como adelantó este medio, se espera que pasen a consulta pública dos decretos que, en principio, solventarán ambos problemas. Pero Miñones debe centrarse en ello para que el tiempo no pase sin resultados.
El otro gran proyecto normativo del Gobierno es la citada Ley de Cohesión. En ella irán un paquete de medidas que ahondan en la mejora de un sistema cuya segregación en 17 causa problemas que hay que arreglar. También irán medidas sociales, como la supresión del copago farmacéutico. Pero lo radical es la supresión de la Ley 15/97, que permitió el desarrollo de la sanidad privada. Darias ya avisó que serían "excepcionales" las ocasiones en las que a partir de ahora se podría concertar servicios sanitarios con estas empresas.
La Ley está pendiente de votación en el Congreso de los Diputados, pero conseguir los votos, dado su redactado actual, no se antoja fácil. La dificultad llega, sobre todo, por la parte nacionalista. El PNV es poco amigo de que le digan lo que puede hacer en Euskadi, mientras que ERC es consciente de la realidad que hay en Cataluña, donde prescindir de las empresas privadas colapsaría su sanidad. No en vano, es la comunidad con más conciertos y la única donde el número de camas privadas supera a las públicas.
Miñones tendrá poco tiempo, pero bien aprovechado, debería ser suficiente. Sobre todo porque detrás de ambos proyectos normativos, además de salud, hay dinero en juego. Y puestos de trabajo también. No hay que ir muy lejos para comprobarlo. Hace una semana, la farmacéutica AstraZeneca anunciaba una inversión de 800 millones, pero en un comunicado propio de la empresa, deslizaban que estaban condicionados a que el marco legislativo acompañase.
El nuevo ministro de Sanidad, de 51 años, también deberá dejar programada la campaña de vacunación del próximo otoño e invierno. No será una cuestión difícil, porque ya hay tantas alternativas que la falta de dosis no será un problema. Pero muchos científicos ya hablan de una 'tripledemia' para dentro de unos meses. Se espera que puedan coexistir tanto la Covid como la gripe y el virus respiratorio sincitial. Ser previsores en un otoño de elecciones será crucial.