
Cuando pensamos en una relación de pareja, lo hacemos pensando en un vínculo basado en amor, compromiso, respeto, acuerdos, honestidad, en la aceptación del otro con sus defectos y virtudes, en la complementariedad y en proyectos de futuro juntos.
Pero en muchas relaciones de pareja, todo esto se ve oscurecido por la dependencia de una de las partes, por la idealización de la pareja, el olvido de uno mismo, por la necesidad de contacto permanente y por el deseo patológico de estar siempre con la persona amada.
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Y, claro está, ahí es cuando vienen los problemas. Ahora bien, también pueden llegar por la falta de comunicación efectiva, celos e inseguridades, expectativas no cumplidas y problemas en la gestión emocional. Pese a que en todas las relaciones deben existir problemas, hay veces que no se llega a una solución. Y llega la ruptura.
Aunque en ocasiones puede ser definitiva, en otras hay una de las dos partes que pide tiempo para aclarar ciertas ideas en su cabeza, como ver si echa de menos a la persona, la manera en que se siente cuando no quedan durante ciertos días de la semana, reflexionar sobre la unión...
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Pero no siempre es así en España. "¿Te pido tiempo porque necesito alejarme y ver si así te echo de menos? Anda ya. Jamás están pensando en ti cuando te dicen eso", ha manifestado de manera abierta en su Instagram la psicóloga Silvia Congost, especialista en dependencia emocional y autoestima
En algunos contextos, incluso, este planteamiento llega acompañado de un motivo más doloroso tanto a corto como a largo plazo: la aparición de una tercera persona. El instinto de determinados individuos en la actualidad puede hacer que ya se olieran algo así, pero cuando aparece por sorpresa, el daño es casi irreparable.
A tener en cuenta
"Han conocido a alguien nuevo y quieren comprobar qué sienten hacia él o ella antes de decidir qué hacer contigo", ha matizado la experta. Y no es para menos. Eso sí, un gran porcentaje de la sociedad acepta el tiempo, puesto que el impacto emocional les deja bloqueados y sin reacción alguna.
Ante este panorama, la especialista ha recomendado lo siguiente: "Si te dicen eso, lo que le tienes que responder es: espero que tu conclusión sea que no, para que no vuelvas, porque si vuelves la puerta va a estar cerrada. Espero que por dignidad tu respuesta sea esa y que no cedas ante esa estupidez que te despoja por completo de toda la dignidad que te quede".