Tal y como marca la tradición, el 'Blue Monday' se celebra el tercer lunes de enero. Una fecha propuesta en 2005 como parte de una campaña publicitaria para promocionar viajes y que está basada en una fórmula pseudocientífica que junta varios factores que contribuyen al estado de ánimo bajo en esta época del año.
Y es que, tras las fechas navideñas, llega la vuelta a la rutina, sobre todo en el entorno laboral, y la temida 'cuesta de enero', que genera multitud de sensaciones de agotamiento y preocupación económica. A ello, claro está, se suma el clima de la estación invernal, con días cortos, fríos y lluviosos.
Origen
El concepto, cabe destacar, fue ideado por Cliff Arnall, un psicólogo británico, a petición de una gran agencia de viajes (Sky Travel). El objetivo era incentivar la venta de vacaciones en una época del año en que las personas podrían sentirse, por lo general, desanimadas.
La idea no era otra más que asociar la tristeza con la necesidad de 'escapar' a un lugar soleado y alegre. De hecho, creó una ecuación que tenía en cuenta factores como:
- Finanzas. Enero suele ser un mes económicamente difícil, debido a los gastos del periodo navideño y las deudas acumuladas.
- Motivación. Un gran número de personas empiezan a abandonar sus resoluciones de año nuevo, lo que puede conllevar frustración o desánimo.
- Fin de las festividades. Las celebraciones y las reuniones familiares han quedado atrás y, con ellas, el entusiasmo y toda la emoción.
- Condiciones climáticas. En muchos países del hemisferio norte, el clima es gris, lluvioso y oscuro.
- Tiempo transcurrido desde las fiestas. Tras el periodo festivo, la rutina diaria comienza a sentirse monótona.
Cierto debate
A pesar de que la estrategia fue efectiva comercialmente, un gran porcentaje de la comunidad científica desestimó toda la ecuación por su falta de rigor académica, calificándola de pseudociencia. Para muchos psicólogos, además, etiquetar un día como el más triste del año puede ser contraproducente.
¿El motivo? Está claro: refuerza ideas negativas sin una base real que las sustente. "Lo que me preocupa es que ponerle esa etiqueta evite que nos paremos primero a mirarnos y luego a ayudarnos mutuamente", ha manifestado el psicoterapeuta y psicólogo, Igor Fernández, a 'Europa Press'.
A su juicio, "cuando se señala un día en concreto, se banaliza lo que realmente nos está pasando como sociedad o como grupo". Y razón no le falta.
"No hay nada malo en sentirse más bajo de ánimo en una temporada, en un día, sea el tercer lunes o el cuarto martes de primavera. No hay nada que indique que tal día todos vamos a sentir lo mismo. Es una mecanización que no nos conviene", ha concluido.