"El tema de que nos preocupe lo que los demás piensan de nosotros es ancestral. Piensa una cosa. Durante la historia de la evolución humana, el pertenecer al grupo, evolutivamente, ha sido imprescindible para la supervivencia. Eso sigue en la psique colectiva", ha manifestado Begoña del Campo, experta en neuropsicología y salud mental a 'elEconomista.es'.
Y no es para menos. En multitud de ocasiones, lo que sucede es que esa necesidad pasa por invertir toda nuestra energía y tiempo en agradar a aquellos que forman parte de nuestro entorno, en especial en el trabajo, que es donde pasamos más horas en la vida cotidiana.
El gran problema
El verdadero problema aparece en el momento en que gustar y complacer a los demás termina anulándonos por completo como persona. Es decir, nos acostumbramos a mirar constantemente a nuestro alrededor, olvidándonos de aquellos que nos caracteriza como personas individuales.
Incluso, invertimos nuestro tiempo y energía en satisfacer a los demás y tratar de ser lo que ellos esperan que seamos. "Todo el tiempo, o la mayoría de las personas, diría yo, necesitan esa validación externa para sentirse bien", ha declarado de modo contundente la especialista.
"Es importante aceptarse y no depender del juicio externo"
Y ha añadido un contundente mensaje: "Cuando tú eres auténtico de verdad, cuando no necesitas esa validación externa, automáticamente te vuelves imparable. Es súper importante aceptarse y no depender del juicio externo. O sea, eso es brutal. Cuando tú llegas a ese punto de madurez, es brutal".

Con todo ello, cabe destacar que no podemos controlar lo que los demás piensan de nosotros mismos. Lo único que está en nuestras manos es conocer lo que nos gusta, identificar lo que pensamos, aliarnos a lo que sentimos y apostar por el camino que nosotros consideramos más oportuno.
Al fin y al cabo, eres tú el que marca el ritmo y la dirección de la vida que tienes entre manos, por lo que no actúes ni hagas algo en función de lo que los demás esperan que hagas. Recuerda el siguiente refrán popular: piensa en ti antes de pensar en lo que los demás piensan de ti.