El sentimiento de precariedad afecta a la salud mental de los jóvenes

  • El estudio impulsado por Fundación 'la Caixa' destaca que un 30% está en riesgo de depresión
  • Se ha entrevistado a  más de 3.000 jóvenes
El sentimiento de precariedad va más allá de la inestabilidad laboral. ee
elEconomista.es

La precariedad económica y laboral se ha convertido en un problema creciente entre los jóvenes españoles. Sin embargo, esto va más allá de la falta de estabilidad laboral o la inseguridad económica, pues es más el sentimiento de precariedad lo que afecta a la salud mental de la juventud, según apunta el análisis de Lara Maestripieri, Matilde Cittadini, Adriana Offedi y Roger Soler y Martí, IGOP/Universitat Autònoma de Barcelona; Miriam Acebillo Baqué, INGENIO, CSIC-Universitat Politécnica de Valéncia; Karen van Hedel, Utrecht University y Alba Lanau, Universitat Pompeu Fabra, y que ha sido impulsado por el Observatorio Social de la Fundación "la Caixa".

Para comprender el alcance de esta sensación, los investigadores emplearon la escala OMS5, una herramienta que permite identificar niveles de riesgo de ansiedad y depresión en la población. Así, el estudio apunta que tres de cada diez jóvenes de los más de 3.000 encuestados están en riesgo de padecer depresión o ansiedad debido, principalmente, a esta percepción de vulnerabilidad.

Sin embargo, los resultados son más alarmantes ya que un 40,6% de la muestra asegura tener al menos un problema de salud física o mental debido a la inseguridad económica. La percepción de precariedad impacta en todos los jóvenes, independientemente de su situación laboral, de donde vivan, de su edad o de su género. Es por ello que el estudio señala que la precariedad no se define únicamente por el tipo de trabajo que se tenga, sino por el sentimiento de inseguridad y la incapacidad para garantizar una calidad de vida digna.

La crisis del coronavirus

La pandemia ha dejado secuelas no solo sociales, sino también económicas, y que ha hecho empeorar este sentimiento entre los jóvenes. El incremento en los precios de la energía y la inflación son factores que afectan directamente a los hogares, elevando la sensación de precariedad. Según el estudio, dos de cada tres jóvenes en situación de precariedad extrema consideran que estas condiciones económicas son fuentes de estrés e inseguridad que repercuten en su bienestar físico y mental. Si bien es cierto que aquellos que pertenecen a hogares con una mayor estabilidad económica tienden a experimentar menos problemas de salud mental, gracias al apoyo y el sentimiento de protección.

Esta investigación señala la necesidad urgente de políticas que aborden la precariedad juvenil desde un enfoque integral. Es decir, ir más allá de la creación de empleos, ya que el bienestar emocional de los jóvenes también depende de tener una seguridad económica básica. Un cambio en la percepción de la precariedad requiere, por tanto, de esfuerzos tanto en el ámbito laboral como en el social para reducir el impacto que tiene la inseguridad en la salud mental de los jóvenes.