
En un mundo en el que la velocidad nos obliga a tirar de platos preparados o alimentos ultraprocesados, parece que la fruta ha quedado relegada a un segundo plano. Es aquí donde entran en juego aquellos envases de fruta cortada o piezas cortadas por la mitad. Y atención, porque lo que a a priori podría parecer una ayuda, puede acabar convirtiéndose en un problema mayor.
Cada vez es más frecuente acudir a las grandes superficies y encontrarse la fruta cortada, aunque de esto tampoco se escapa el pequeño comercio local. Y es que, lejos de facilitarnos las cosas o ayudarnos para no desperdiciar comida, como podría ser el hecho de comprar media sandía o melón, estamos poniendo en riesgo nuestra salud sin darnos cuenta.

A tener en cuenta
Por supuesto, ante este tipo de dilemas, lo mejor es acudir a los expertos en la materia. En esta ocasión, Sandra Moñino, nutricionista, y María Pérez, periodista amante de la vida saludable, han querido tratar el tema. "Ojo con la fruta que compramos", comentan. La fruta que está cortada en el supermercado puede suponer un riesgo para la salud que no tenemos en cuenta y avisan de que no debemos comprarla a no ser de que el establecimiento "esté refrigerado" o encontremos la pieza en una nevera.
Aunque es cierto que por lo general la temperatura en estos lugares suele ser baja, debemos tener en cuenta que realmente no sabemos cuando se cortó esa fruta. La cáscara actúa como barrera protectora y en el momento en el que se corta, la exposición y el riesgo de contaminación aumenta.
Al no poder controlar factores como el tiempo que lleva esa pieza de fruta cortada o si ha estado a temperatura ambiente, la mejor opción siempre es optar por comprarla entera. No obstante, María reconoce que hay algunos supermercados que han comenzado a implantar soluciones: "Ponen una pegatina con la hora y entonces ya sabes que está recién cortado".