Salud Bienestar

Un nutricionista desmonta el mito sobre defenderse de la tentación y no picar entre horas: "No es así"

Doctor | Foto: Dreamstime

Las personas que siguen una dieta estricta sienten que los antojos son su principal enemigo o, al menos, eso les han enseñado. Dulces, aperitivos salados y otros alimentos tentadores pueden minar la fuerza de voluntad y dificultar el control del peso. Sin embargo, un nuevo estudio realizado por la Universidad de Illinois Urbana-Champaign (EE.UU.) ofrece una visión diferente: incorporar de forma controlada estos antojos en la dieta puede ser una estrategia efectiva para adelgazar y mantener el peso a largo plazo.

La investigación, publicada en la revista Physiology and Behavior, siguió durante dos años a un grupo de 30 personas con obesidad y comorbilidades como hipertensión o diabetes. El objetivo era analizar si permitir el consumo moderado de alimentos que provocan antojos —como dulces, fritos o comida rápida— en el contexto de una dieta equilibrada ayudaba a reducir el deseo por esos mismos alimentos. Los resultados fueron concluyentes: quienes aplicaron esta "estrategia de inclusión" perdieron más peso y experimentaron una notable disminución en la frecuencia e intensidad de sus antojos.

Durante los primeros 12 meses, los participantes asistieron a 22 sesiones en línea del programa educativo EMPOWER, centrado en mejorar la calidad nutricional y proporcionar herramientas prácticas, como una visualización de macronutrientes (proteínas, fibra y calorías) para facilitar decisiones alimentarias saludables.

Según el profesor Manabu Nakamura, director del estudio, la clave estuvo en enseñar a los pacientes a planificar sus comidas e incorporar pequeñas cantidades de alimentos anhelados dentro de platos equilibrados. Esto permitió reducir los episodios de picoteo impulsivo, una de las principales fuentes de fracaso en los planes de adelgazamiento.

Al finalizar el primer año, 24 personas continuaban en el estudio y habían perdido una media del 7,9 % de su peso inicial. Tras otro año de mantenimiento, la media se situó en un 6,7 %. Los investigadores observaron que quienes redujeron más de un 5 % de su peso presentaban una caída sostenida en sus antojos, mientras que quienes perdieron menos peso no mostraban este efecto.

Además, se constató que los antojos no reaparecieron mientras los participantes mantuvieron un peso saludable, desafiando así teorías tradicionales como la de las "células grasas hambrientas". Más de la mitad de los voluntarios utilizaron activamente la estrategia de inclusión, y aquellos que lo hicieron con regularidad obtuvieron mejores resultados.

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