
¿Cuántas veces has salido de la ducha, te has secado los pies con la alfombrilla y te has ido? Probablemente cientos de veces. Pues bien, ese inofensivo gesto puede esconder bacterias, moho y malos olores en tu hogar, sin embargo, tiene solución.
Está claro que la alfombrilla es un foco debido a que se tiende a encontrar húmeda, ya que absorbe el agua de nuestros pies al salir de la ducha. Si dejamos la alfombrilla en el suelo, las bacterias proliferarán, además de generar moho y malos olores.
Paralelamente, si se deja la alfombrilla en el suelo es más difícil que se seque, lo que provoca esa sensación tan desagradable de pisarla mojada cuando debería estar seca. Esto también puede provocar problemas en el suelo, ya que se encuentra constantemente húmedo.
Colgarla de la mampara o del borde de la bañera puede reducir considerablemente esta problemática, ya que se airea, se seca mejor y dificulta la proliferación de bacterias.
Sin embargo, se trata de la gran olvidada de la lavadora. Como solo se usa cuando acabamos de salir de la ducha, tendemos a lavarla cada mucho tiempo, lo que también favorece a todos estos problemas.
Según los expertos, la alfombrilla de baña ha de lavarse al menos una vez a la semana y dejar que se seque al 100% para volver a usarla. Para ello, lo mejor es tener dos alfombrillas, alternándolas entre los lavados.
De todas formas, ya existen alternativas a la tradicional alfombrilla, que evitan las bacterias y se secan más rápidamente. Se trata de las alfombrillas de piedra antideslizante, que además de su diseño sobrio, en tan solo 5 minutos absorbe toda la humedad generada tras la ducha.