
Es común que cuando una persona se enfrenta ante momentos de estrés o ansiedad, puedan verse incrementadas sus ganas de orinar. Existen varias teorías que explican este fenómeno, como que la vejiga se contrae por la tensión o que la producción de los riñones de acelera frente a determinadas situaciones.
Cabe destacar que en circunstancias de relajación, el ser humano solo percibe las ganas de orinar cuando el cerebro recibe la señal de que la vejiga ya está llena. En estas situaciones, la percepción cambia.
Según un artículo de la Universidad de California, publicado en la revista Live Science, se contemplan dos hipótesis principales. Sin embargo, podría haber más factores que influyeran en la producción de orina.
Uno de los motivos se debería a la contracción y tensión de los músculos en ciertos momentos de nervios, lo que también afectaría a la vejiga, generando esa sensación de ganas de orinar, a pesar de que la vejiga no esté llena aún.
El otro motivo que se contempla en el artículo es el aumento de producción de los riñones a consecuencia de ponerse en 'modo alerta'. Ante momentos de estrés, el sistema nervioso central comienza a trabajar a mayor velocidad, por lo que la orina se produce en menos tiempo del habitual.