
Los Estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) han alcanzado un acuerdo para abordar futuras pandemias. El objetivo es evitar la situación vivida durante la COVID-19. La alianza tendrá que recibir luz verde el próximo mes por parte de la Asamblea Mundial de la Salud.
"Las naciones del mundo han hecho historia hoy en Ginebra. Al alcanzar el consenso, no solo han establecido un acuerdo generacional para un mundo más seguro, sino que también demostraron que el multilateralismo sigue vigente y que, en nuestro mundo dividido, las naciones aún pueden colaborar para encontrar puntos en común y una respuesta común amenazas compartidas", ha declarado el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. "Esperamos con interés la consideración del acuerdo por parte de la Asamblea Mundial de la Salud y esperamos su adopción", ha añadido.
El presidente de España, Pedro Sánchez también ha celebrado este pacto. "Hoy damos un gran paso para la salud global con el acuerdo del Tratado contra las Pandemias. Ante desafíos globales que no conocen fronteras, el multilateralismo es nuestra mejor baza", ha señalado en la red social 'X'.
Los Estados miembros de la OMS establecieron en diciembre de 2021, durante la pandemia de COVID-19, un órgano negociador intergubernamental para redactar y negociar un instrumento internacional para fortalecer la prevención, preparación y respuesta ante las pandemias. Desde entonces, han realizado trece rondas formales de reuniones y "numerosas negociaciones informales e intersesionales".
El texto elaborado incluye establecer un sistema de acceso de patógenos y compartir beneficios, tomar medidas concretas para la prevención de pandemias, construir capacidades de investigación y desarrollo geográficamente diversas, facilitar la transferencia de tecnología y conocimientos, movilizar una fuerza laboral nacional y mundial capacitada, establecer un mecanismo financiero de coordinación, o establecer una cadena de suministro y red logística mundial.
La propuesta garantiza la soberanía de los países para abordar cuestiones de salud pública dentro de sus fronteras y establece que la OMS no tendrá autoridad alguna para dirigir u ordenar leyes y políticas nacionales, ni obligar a los Estados a adoptar medidas específicas, como prohibir u obligar a aceptar viajeros, imponer vacunaciones o tratamientos, ni implementar confinamientos.