Orinar con frecuencia, más de ocho veces al día o despertarse varias veces por la noche, podría indicar un problema subyacente. Las posibles causas van desde la sobrehidratación y los irritantes de la vejiga hasta infecciones más graves como diabetes, insuficiencia cardíaca, infecciones del tracto urinario (ITU) o vejiga hiperactiva.
También puede afectar la edad ya que a medida que se envejece, los músculos del suelo pélvico pueden debilitarse, dificultando la retención de grandes cantidades de líquido. El tamaño de la vejiga influye; algunos medicamentos pueden actuar como diuréticos y pueden aumentar la cantidad necesaria para ir al baño y, lo que se come o se bebe también está relacionado con las ganas de ir al baño.
Si se toma una ingesta de líquidos normal, hay que ir al baño a orinar cada dos o tres horas. Se tienen varias sensaciones de deseo de orinar. La primera sensación de deseo se da cuando la vejiga contiene 150 ml de orina, la segunda a los 250 ml, y la tercera a los 400-500 ml. Lo ideal es orinar en el segundo o tercer deseo miccional, no en el primero. Y poder retrasar el primer deseo.
Micción frecuente: consejos para controlarla y aliviarla
- Registra los patrones. Llevar un diario en el que registres cuándo bebes, orinas, la duración de la micción y cualquier síntoma para ayudar a identificar patrones.
- Hidrátate estratégicamente. Bebe hasta saciar la sed, reparte los líquidos a lo largo del día y evita sobrecargar la vejiga antes de acostarte.
- Limita los irritantes. Reduce el consumo de café, alcohol y alimentos picantes, que pueden desencadenar la urgencia.
- Evita los viajes 'por si acaso'. Evita orinar cuando realmente no lo necesites, ya que esto puede hacer que tu vejiga se vacíe antes de tiempo.
- Refuerza el control. Retrasa la micción distrayéndote o practicando los ejercicios Kegel para relajar la vejiga.
- Relájate al orinar. Siéntate, evita las prisas y deja que los músculos del suelo pélvico se relajen completamente para conseguir un vaciado completo. Si la micción frecuente va acompañada de dolor, ardor u otros síntomas, o si interfiere en su vida cotidiana, consulta a un profesional sanitario.