
En España es muy habitual que el apellido termine en -ez. Y es que no solo son comunes en nuestro país, sino que también tienen una gran importancia cultural y social. Casi con total seguridad, conocemos a alguien que se apellide González, Pérez, Martínez, Gómez, López...
Y es algo normal. Por si esto fuera poco, han sido llevados por personajes históricos y contemporáneos de gran importancia, desde reyes y nobles hasta artistas y deportistas. Todos ellos, como bien sabemos, son una característica muy distintiva de la onomástica española.
En profundidad
Al parecer, el sufijo -ez podría tener su origen en la época visigoda, cuando los visigodos introdujeron esto como una forma de indiciar filiación. Eso sí, no hay un consenso absoluto y siempre ha sido un objeto de debate en las redes sociales, sobre todo en 'X' (antes Twitter).
En la lengua germánica de los visigodos, se usaba para indicar 'hijo de'. De esta forma, Rodríguez, significaría hijo de Rodrigo, González sería hijo de Gonzalo y Fernández, hijo de Fernando.
A tener en cuenta
Durante la Edad Media, el uso de apellidos que derivan del nombre del padre se volvió habitual en el continente europeo. Y no solo eso: se convirtieron en un rasgo hereditario. Esta tradición se mantuvo y se extendió rápidamente con la Reconquista.
Con el paso de los siglos, los apellidos con -ez se difundieron de inmediato y se han convertido en una referencia española. Tanto es así que ocho de los nueve apellidos más comunes del país acaban en este sufijo.