
El verano es sinónimo de calor y altas temperaturas, lo que conlleva la aparición de numerosos insectos que causan molestas picaduras. Sin embargo, uno de los puntos clave para poder tratarlas es conocer qué tipo de picadura es exactamente. Si bien, las más habituales son las de mosquito, existen también otras que pueden llegar a ser muy perjudiciales para la salud.
La reacción que se produce por la picadura del mosquito se debe a la saliva de este insecto. En estos casos se trata de pequeños bultitos rojos que causan picor y enrojecimiento en la zona, permaneciendo estos síntomas durante uno o dos días. Cabe matizar, que en el caso de los mosquitos tigre, este picor e inflamación puede estar acompañado de síntomas más graves como fiebre, dolor en las articulaciones, cefalea o intolerancia a la luz.
En cuanto a las abejas y las avispas, estas mordeduras provocan un dolor con una intensidad mayor que las picaduras de mosquito. La inflamación que causan puede alcanzar más de diez centímetros de diámetro. De hecho, en casos más graves puede llegar a necesitar un tratamiento médico.
El peligro de las garrapatas
Por otra parte, las picaduras de garrapata son fáciles de identificar, puesto que el insecto suele quedarse adherido a estas, alimentándose constantemente de la sangre de la persona o animal. En estos casos, hay que prestar atención, puesto que estos animales son capaces de transmitir graves enfermedades, de ahí que lo más recomendable siempre sea acudir a un médico directamente y nunca tratar de eliminarlas en casa.
Las picaduras de hormiga dan lugar a hinchazón, pus y en, ocasiones, se forma una ampolla. En cambio, las de araña tienen un aspecto como de diana, con un punto rojo en el centro más marcado y generan un gran picor.
Cuando se observe en la piel gran cantidad de bultos muy pequeños y enrojecidos que se concentran en la misma zona y generan mucho picor, probablemente se trate de picaduras de pulga. Las picaduras del tábano, pueden llegar a ser dolorosas durante un día o más, dando lugar a nódulos o protuberancias en la piel.
Cómo tratar las picaduras
Para abordar las picaduras, lo fundamental es no rascarse, aunque la mayoría de ellas provoquen picazón, puesto que esto provoca mayor picor, así como la erosión de la piel. El picor puede aliviarse gracias a la aplicación de hielo o a la utilización de productos con amoniaco de venta comercial, ya que además "neutralizan el veneno".
Como resulta lógico, lo ideal es mantener una buena higiene, con el uso de agua y jabón que ayude a prevenir infecciones secundarias. En casos más específicos como la picadura de abeja, si el aguijón sigue dentro lo ideal es extraerlo mediante unas pinzas. En cualquier caso, lo ideal es consultar con los especialistas si se tiene alguna duda o si se observa que los síntomas empeoran.
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