Salud Bienestar

Un nuevo estudio ha descubierto moléculas que empeoran las condiciones ambientales de las células cancerosas y evitan que se sigan reproduciendo

Imagen de archivo. | Fuente: Dreamstime

La Universitat Jaume I de Castelló ha podido comprobar cómo ciertas moléculas son capaces de mejorar la inmunidad o reducir la inflamación del ecosistema tumoral, bloqueando el crecimiento de las células cancerosas, según ha informado la institución en un comunicado y que recoge Europa Press.

Durante el desarrollo del tumor, las células cancerosas se encuentran rodeadas de componentes con los que interactúan, los cuales derivan en la formación de un ecosistema singular llamado microambiente tumoral (MT). Este ambiente reúne las condiciones ideales para crecer y desarrollarse, lo que ejerce un papel fundamental en la progresión y respuesta del cáncer.

La importancia de este ha hecho que sea considerado objetivo de investigación de numerosos tratamientos contra esta enfermedad. Estas moléculas son capaces de alterar algunas propiedades de este microambiente, como la inmunidad, la inflamación o la creación de nuevos vasos sanguíneos.

Necesidad de una mayor investigación

El proyecto ha sido liderado por Eva Falomir Ventura, coordinadora del grupo Química para la Medicina (JMC), se ha basado en la síntesis y evaluación biológica de más de un centenar de pequeñas moléculas orgánicas de tipo ariltriazoles y tetrazoles, de tipos estireno y derivados estirilurea o estirilcarbamatos.

Los resultados preliminares han mostrado, por ejemplo, que los compuestos con plantilla tetrazólica o triazólica no son nada tóxicos por sí mismos, pero tienen capacidad para bloquear el crecimiento de células cancerosas cuando estas están en presencia de células defensivas como las células T o los monocitos. In vitro, algunos de estos compuestos son capaces de modular la inflamación, reduciendo la presencia de citocinas proinflamatorias en MT y estimulando la capacidad inmunológica, activando las células defensivas contra las tumorales.

Este tipo de hallazgos sugieren el potencial de estos nuevos compuestos, si bien se hace necesaria una mayor investigación para explorar los mecanismos de acción detallados, optimizar su potencia y selectividad y evaluar su eficacia en modelos preclínicos y clínicos hasta que pueda ser un tratamiento terapéutico para el cáncer.

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