
El melanoma es un tipo de cáncer de piel que puede llegar a tener consecuencias negativas si no se diagnostica a tiempo, tradicionalmente vinculada a la exposición excesiva al sol. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que cada año se producen entre dos y tres millones de casos de cáncer de piel en el mundo y que uno de los más peligrosos representa más de 130.000 diagnósticos.
Aunque el aumento del riesgo está vinculado a una mayor exposición al sol, un nuevo estudio realizado por la Universidad de La Sabana ha comprobado que el riesgo también se incrementa en aquellas ciudades que están situadas a una altitud mayor, factor que anteriormente ya habían apuntado otros trabajos.
De esta forma, determinadas ciudades como Bogotá —a 2.640 metros sobre el nivel del mar— la radiación ultravioleta es mayor conforme aumenta la altitud y la cercanía al ecuador. Esta investigación se llevó a cabo mediante más de 5.000 diagnósticos de melanoma presentados en 2019 en Colombia, teniendo en cuenta características demográficas, clínicas y de mortalidad.
El motivo principal
Se estima que la radiación ultravioleta aumenta un 5% por cada kilómetro que ascendemos, por lo que estar en una montaña a 2.000 metros implica que recibamos una radiación solar un 10% mayor que en la costa. El motivo principal de esto es que conforme aumenta la altura, la capa de aire que protege la Tierra se vuelve más delgada.
Aplicándose a la totalidad de esta población, pudo llegarse a la conclusión de que la incidencia era de 22 casos por cada 100.000 habitantes al año. Otra de las particularidades de este estudio es que el melanoma, aunque suele ser más común entre los hombres, en este caso se presentaba con mayor frecuencia en mujeres. En cuanto a los jóvenes la incidencia es significativamente menor que en la población con más edad.
Factores de riesgo
Factores con una mayor exposición a la luz del sol, un deterioro del sistema inmunológico o un color de piel más blanco pueden convertirse en factores de riesgo de desarrollar esta enfermedad en edades más avanzadas. Por esta razón, resulta imprescindible mantener un buen cuidado de la piel, procurando el uso de protector solar con un factor de 50 en adelante, utilizar prendas que protejan del sol, evitar las horas de más intensidad y aumentar el consumo de agua de forma recurrente.
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