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Científicos descubren un misterio del Parkinson que abre la puerta a nuevos tratamientos

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La enfermedad del Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta a más de 150.000 personas en nuestros país, según los últimos datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). La situación, si no se ponen medidas, va a aumentar el caso de pacientes, ya que cada día su cifra aumenta con rapidez y la OMS ha llegado a señalar que en los últimos 25 años su prevalencia se ha duplicado.

Sin embargo, la forma de entender esta enfermedad podría cambiar de manera radical a raíz de un nuevo descubrimiento de un grupo de científicos que podría abrir un camino para encontrar nuevos tratamientos para el Parkinson tras décadas de estudio.

Los pacientes, que en algunos casos pueden tardar décadas en ser diagnosticados, pueden llegar a presentar 40 síntomas distintos, entre los más molestos están el deterioro cognitivo, la dificultades del habla, la regulación de la temperatura corporal y los problemas de visión.

Investigadores del Instituto Walter y Eliza Hall, Centro de Investigación de la Enfermedad de Parkinson, en Australia, han sido los que han hecho este gran hallazgo. Desde hace décadas es conocido que el Parkinson se relaciona con la proteína PINK1. Hasta el momento nadie la había visto, ni se sabía cómo se adhiere a la superficie de las mitocondrias dañadas dentro de las células o cómo se activa.

Entre estos misterios, ahora se ha descubierto la que podría ser la clave de la enfermedad neurodegenerativa más rápida del mundo. Se sabe cómo se activa la mutación y estos conocimientos traerán consigo nuevos tratamientos.

El descubrimiento fue publicado en la revista Science y en él revelaron la estructura PINK1 y cómo se une a las mitocondrias para impedir su correcto funcionamiento.

Una de las características más distintivas del Parkinson es la muerte de neuronas. Aproximadamente 50 millones de células mueren y se reemplazan en el ser humano cada minuto. Sin embargo, las neuronas tienen como diferencia al resto de células es que su reemplazo es extremadamente lenta.

En una persona con párkinson y una mutación PINK1, el proceso de mitofagia (cuando las células dañadas se eliminan) deja de funcionar correctamente y las toxinas se acumulan en la célula. Las neuronas requieren mucha energía y son especialmente sensibles a este daño.

"Este es un hito importante para la investigación del párkinson. Es increíble ver finalmente PINK1 y comprender cómo se une a las mitocondrias", explicó el profesor y autor del estudio David Komander.

"Nuestra estructura revela muchas formas nuevas de cambiar PINK1, esencialmente activándolo, lo que cambiará la vida de las personas con Parkinson".

La Dra Sylvie Callegari, autora principal, explicó que el PINK1 tiene cuatro pasos distintos y que dos de ellos no se habían visto hasta ahora.

Primero, PINK1 detecta el daño de las mitocondrias. Luego, se une a las mitocondrias dañadas. Una vez unido, se une a una proteína llamada Parkin para que las mitocondrias dañadas puedan reciclarse.

"Esta es la primera vez que observamos el PINK1 humano acoplado a la superficie de mitocondrias dañadas, lo que ha revelado una notable variedad de proteínas que actúan como punto de acoplamiento. También vimos, por primera vez, cómo las mutaciones presentes en personas con enfermedad de Parkinson afectan al PINK1 humano".

El equipo del estudio tiene la esperanza de poder utilizar la estructura ahora conocida del PINK1 para encontrar un fármaco que retrase o hasta detenga por completo el Parkinson.

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